Soshi, Rusia –
Pálido, mermado, frágil a la defensiva y sin contundencia, el Tricolor se volvió a quedar a la orilla de la historia.
Un contundente 4-1 alemán evidenció que la Selección Mexicana bien puede aspirar a la élite pero todavía desde la lejanía porque no tiene recursos para superar los infortunios.
La semifinal de Copa Confederaciones dejó una gran lista de posibles pretextos: si Carlos Vela fuera constante, si Giovani dos Santos no se hubiera ido a la MLS, si la defensa no sufriera tanto el paulatino adiós de Rafael Márquez, si Ter Stegen no fuera tan bueno, si hubieran sido menos las ausencias…
No fue un factor sino varios los que aquejaron este nuevamente triste 29 de junio al Tricolor, para evidenciarlo como un equipo sin fondo ni recursos alternativos como los de Alemania, que mató al Tri desde el minuto 8 con su plantel “B”.
Las bajas de Carlos Salcedo, Diego Reyes y Andrés Guardado le dieron al traste a una defensa que de por sí había sido frágil aun cuando estaban todos ellos. Esta vez, Oswaldo Alanís fue la mejor muestra de nerviosismo y a Héctor Moreno le ganaban casi siempre la espalda.
Eso fue suficiente para que México iniciara el partido sufriendo un doblete de Leon Goretzka que puso al Tri nuevamente a remar a contracorriente, como le pasó en los tres partidos de fase de grupos.
El mediocampista definió al 5’ una cabalgata desde medio campo con un tiro preciso al límite del área y luego tres minutos después para el 2-0 con un disparo cruzado luego de un gran pase de Timo Werner, al que Ochoa le contuvo de gran manera un mano a mano al 18’.
Alemania navegaba tranquila y esperando contragolpes por mucho que el Tri tenía sus opciones. Casi en la lona, México al menos mostró ganas de reivindicarse pero sin contundencia. Un par de buenas combinaciones entre Chicharito y Giovani terminaron solo en intentos.
Inexplicablemente, no fue Vela sino el Chucky y Marco Fabián los cambios de Osorio, cuyo equipo sufrió el 3-0 al 58’ en una jugada donde Werner empujó un balón como si estuviera en el patio de su casa.
Peor aún, el portero alemán contuvo los intentos mexicanos que en los que no cabía reproche: un intento de Layún que lo hizo volar como portero del Barcelona o un cabezazo de Márquez (que había entrado por Jonathan), más allá del remate de Jiménez al travesaño poco antes.
Fabián marcó el 3-1 con un tiro de media distancia que fue lo mejor del Tri en el torneo al 88’, pero el bálsamo duró poco porque en la compensación Alemania puso el 4-1 definitivo en una definición de Amin Younes que volvió a dejar mal parada a la zaga azteca.
Es así como México se quedó con las ganas de vencer por primera vez a Alemania en partido oficial y se frustró la opción de llegar a una final de torneo FIFA fuera de casa por primera vez en la historia y de trascender para decirse a prueba de fantasmas.
Porque este 29 de junio también fue fecha de la caída contra los germanos en Confederaciones 2005, en octavos de Francia 98 y de la eliminación frente a Holanda en Brasil 2014. O sea que además el destino fue cruel y de ir contra Chile en una final para reivindicar el tortuoso 7-0, la Selección Nacional disputará un insípido partido por el tercer lugar el domingo en Moscú, pero ya ni siquiera contra Cristiano Ronaldo. Información Medio Tiempo