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No hay día que no llegue, hora a la que no arriben los minuteros del reloj. Hoy culminan, quizá, los seis años más importantes en la historia del país en lo que va del siglo.
El fin de un ciclo siempre invita a la reflexión, a mirar el camino que dejamos atrás, y la salida de Andrés Manuel López Obrador de la presidencia de México no es la excepción. Al concluir su mandato, es crucial analizar las contribuciones, desafíos y herencias que deja su administración, así como considerar qué implica para el futuro del país.
Al presidente le pasó de todo: desde convivir y apaciguar a Donald Trump, a padecer la pandemia de COVID, una de las peores en la historia de la humanidad, la más mortífera desde el VIH y la Gripe Española. Entre tanta tormenta, el timonel salió avante. Cierra su mandato con mayor popularidad que sus predecesores.
Desde el inicio de su gobierno, López Obrador puso énfasis en la justicia social, con programas emblemáticos como “Jóvenes Construyendo el Futuro” y “Sembrando Vida”, así como la ampliación universal de los apoyos a adultos mayores y becas a estudiantes. Estas iniciativas no solo pretendían impulsar el desarrollo económico, sino también disminuir la brecha de desigualdad. Se enfocaron en aumentar las oportunidades para los sectores más desfavorecidos, un tema recurrente durante sus tras campañas presidenciales.
El enfoque en la austeridad y la reorientación del gasto público hacia programas sociales y de infraestructura fue uno de los elementos más característicos en su gestión. Mientras que sus decisiones generaron cambios significativos en ciertas áreas, críticos señalan que la economía, en general, ha tenido un crecimiento discreto en comparación con otras administraciones.
El gobierno de AMLO también estuvo marcado por decisiones controversiales. La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y la construcción del Tren Maya fueron temas de intenso debate nacional e internacional. Estas políticas, aunque vistas como pasos hacia la soberanía y el desarrollo regional, suscitaron preocupaciones ecológicas y económicas, pero al mismo tiempo recibieron gran respaldo popular.
La seguridad fue uno de los grandes retos durante su administración. La estrategia de “abrazos, no balazos” se enfocó en atender las causas sociales del crimen, pero los niveles de violencia continuaron siendo preocupantes. Esto subraya las complejidades de abordar la seguridad pública en un país con un tejido complejo de narcotráfico y crimen organizado, donde además el vecino del norte nos inunda con armas y se intoxica a sí mismo con toneladas anuales de estupefacientes. Su sexenio, el de AMLO, es el que cierra con el mayor número de homicidios.
Cuartoscuro
¿Qué sigue para México?
Al dejar la presidencia, AMLO deja un legado de políticas orientadas hacia el bienestar de las mayorías y la justicia social, de igual manera deja estabilidad macroeconómica y, por primera vez en la historia reciente, el peso cierra en un nivel mejor frente al dólar de como lo tomó. No obstante, también deja una serie de desafíos pendientes en infraestructura, economía, seguridad y derechos humanos. El caso Ayotzinapa es otro de sus grandes pendientes.
El futuro de México estará en manos de la siguiente administración: Claudia Sheinbaum será la primera presidenta en los 200 años de vida independiente del país y será ella la responsable de continuar, modificar, ajustar e incluso, si lo amerita, revertir las políticas actuales. La población mexicana tiene expectativas de que el progreso social muchas veces anunciado, se materialice en mejor calidad de vida y más oportunidades para todos, además de reducir los niveles de inseguridad.
Cuartoscuro
El último día de AMLO llega con nostalgia. Independientemente de si estamos a favor o en contra de su Gobierno, acaban de pasar seis años que nunca volverán, seis años en los que el país se transformó para siempre. La polémica Reforma Judicial es, a final de cuentas, el golpe de timón de un cambio de régimen. Las reglas ya no son las mismas que en la época de la transición democrática. ¿Será mejor o peor? El tiempo tendrá la palabra.
México sí se transformó y las dinámicas del poder, de la relación con los gobernantes, no volverán a ser las mismas. El pueblo como protagonista principal en el discurso, así como las políticas de bienestar social por encima de los valores económicos tradicionales, como el crecimiento del PIB, además del uso de las Fuerzas Armadas en los proyectos claves del país, serán el eje del Estado mexicano durante los siguientes años. Hoy termina el sexenio de López Obrador, pero comienza la larga historia de su legado.
Información Radio Fórmula