Por Enrique Aranda
A José Luis Garzón Valdez, amigo. In memoriam.
Empeñado en imponer al cuestionado coordinador de su gabinete, Gustavo E. Madero Muñoz, como candidato de Acción Nacional a sucederle al frente del Ejecutivo estatal, el siempre polémico Javier Corral Jurado parece decidido a remover cuanto obstáculo resista a su proyecto y arrasar, incluso, con la unidad y los liderazgos mejor calificados del blanquiazul en Chihuahua, si a cambio de ello impone su voluntad.
Luego de que prácticamente desde el inicio de su gestión dejara ver su decisión de posicionar al expresidente nacional partidista como su alfil y de fracasar en su intento de reformar la ley electoral —22 de 33 diputados locales rechazaron la intentona— con miras a desplazar de la “carrera” a la también panista María Eugenia Maru Campos, el gobernador endereza ahora toda suerte de críticas y señalamientos en contra de la reelecta alcaldesa capitalina a la que, salvo evidencia en contrario, considera la principal amenaza a su intento sucesorio.
Tal es el asunto que después de revelar, en 2016, poseer información dura —“sin aportar prueba alguna” se entiende— según la cual el nombre de la precandidata líder del panismo en la puja por sucederle aparecía en una lista de beneficiarios de apoyos económicos otorgados por su antecesor, el priista César Duarte, a cambio de “favores políticos”, el caso vuelve a ser reactivado por él tras la
aprehensión de aquél en Estados Unidos aunque, como en la anterior ocasión, sin ofrecer elemento alguno de prueba y, se entiende, en medio de un singular despliegue publicitario —“¡al más puro estilo de la 4T, pues!”— con especulaciones dejadas de lado apenas al ser pronunciadas…
Al margen que los ataques en su contra parecen haber beneficiado más que afectado a Maru —“evidencian violencia de género”, a decir ahora de muchas chihuahuenses—, lo que resulta inexplicable es que la situación se presente en uno de los pocos estados donde, a la vista encuestas recientes, el PAN tiene posibilidades reales de mantenerse en el poder y, más, que sea ahí donde se dé la práctica ausencia de la dirigencia nacional y del gris-gris Marko Cortés Mendoza en particular, que no parecen estar enterados, siquiera, de lo que ocurre en la entidad donde, por otra parte, el expanista Cruz Pérez Cuéllar avanza con paso firme hacia la candidatura de Morena y aliados.
A la vista la puja por el gobierno estatal, los 67 ayuntamientos y las diputaciones federales y locales entonces, nada parece más preocupante para el liderazgo y militancia que ver cómo la autoridad en funciones, correligionarios partidistas, arremete en contra de quien, hoy por hoy, representa la mejor opción blanquiazul de sucesión, a nivel gubernatura al menos.
Habrá, pues, que estar atentos…
asteriscos
* ¡Vaya triste papel! el que en el montaje Lozoya, producido por la 4T, está tocando cumplir a la autoridad judicial y a la Fiscalía, a cargo del carnal Alejandro Gertz, quien no sólo torció ya todo “lo que debió torcerse…” para que el ex de Pemex enfrente en libertad los procesos en su contra sino, incluso, para que cumpla ¡vía e-mail! la obligación (cautelar) de firmar cada 15 días…
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política. Información Excelsior.com.mx