En México, sólo la mitad de los niños con cáncer sobrevive, mientras que en Estados Unidos ocho de cada 10 se curan. Esto tiene una etiología multifactorial, pero gran parte puede atribuirse a nuestra poca inversión en el gasto en salud, ya que mientras los miembros de la OCDE destinan, en promedio, el seis por ciento de su PIB al rubro (en Japón, Alemania y Suecia esta cifra llega a un nueve por ciento), nuestro país es el que menos aporta de este grupo: apenas el 2.7 de su producto interno bruto.
“Además de estos recursos limitados, otro asunto que abona a no estar al nivel de otras naciones es la demora en recibir atención, pues desde que un menor enfermo llega con un médico de primer contacto hasta ser evaluado y recibido en un hospital de alta especialidad pueden pasar 105 días. A partir de una reingeniería impulsada en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre (CMN20N) redujimos esta espera a un máximo de 10 días”, señaló Farina Arreguín González, académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Esta rapidez se traduce en un incremento notable en las posibilidades de un infante para sobrevivir; en cáncer el tiempo es oro y cuando se trata de un niño no podemos hablar de prevención, sino de diagnóstico oportuno y ahí debemos poner el acento, agregó la también jefa del Servicio de Oncología Pediátrica del CMN20N.
Para acelerar los procesos, la académica y su equipo han apostado a una comunicación directa con todos los hospitales de primero y segundo nivel del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), a crear conciencia sobre la enfermedad entre los involucrados y, lo más importante, a educar. “La información es poder. Si instruyes al derechohabiente y a los médicos sobre el tema y les enseñas a ambos a actuar de inmediato ante la más mínima sospecha de cáncer, estamos del otro lado”.
El resultado de esta estrategia es que, desde que Arreguín González asumió la jefatura jefa del Servicio de Oncología Pediátrica hace dos años, el ISSSTE ha logrado una recuperación exitosa en el 66 por ciento de los casos atendidos, “lo que nos coloca encima de la media nacional (51 por ciento), pero aún estamos lejos de alcanzar el ideal del 80 por ciento de otros países; debemos avanzar en ese rumbo”.
La clave, acelerar procesos y saltarse la burocracia
Hace 40 años, en México el cáncer pediátrico no figuraba entre las 10 causas principales de muerte entre menores de edad y hoy ocupa el segundo lugar, por lo que para Arreguín González es preciso crear conciencia sobre la importancia de actuar rápido y de botepronto ante cualquier signo de alerta, pues aunque se han impulsado campañas enfocadas a la detección oportuna, éstas han resultado ineficientes y más de la mitad de los niños que llegan a los centros de salud con tumores sólidos lo hacen en estadios ya avanzados.
“Esto disminuye la posibilidad de un tratamiento exitoso, por ello hemos optado por un enfoque integral, empezando por las familias. Para ello diseñamos una serie de folletos escritos en lenguaje coloquial e imágenes explicativas, distribuidos entre los padres con derechohabiencia al ISSSTE, para que en cuanto detecten alguna anormalidad se dirijan de inmediato con el doctor”.
En una segunda fase, Farina Arreguín, junto con todo su equipo de oncólogos (Blanca Almazán, Eduardo Baños, Alma Benito y Juanita Sandoval) han capacitado vía telemedicina —sistema de video capaz de enlazarse a todo el territorio nacional— a médicos de primer y segundo contacto y los ha instruido para que, ante la mera de sospecha de cáncer, la contacten personalmente.
“Y cuando digo que lo hagan de forma directa es así, pues suena mi teléfono y yo les respondo, o alguien de mi grupo. El objetivo es saltarse todo el proceso burocrático y evitamos pasar por un segundo y un tercer nivel, nosotros lo aceptamos de inmediato. Así acortamos el tiempo de referencia y contrarreferencia, porque no hay trabas”.
Anualmente, en México se registran entre cinco y seis mil casos nuevos de cáncer infantil y fallecen dos mil 150 niños por esta causa. Para atender a este universo sólo hay 237 oncólogos pediatras certificados en el país, lo que a decir de la universitaria da una idea del reto para los especialistas del área y lo complicado de aplicar su estrategia a nivel nacional, pese a ser lo recomendable.
“En el ISSSTE hemos podido instrumentar estas medidas y optimizar nuestro sistema de referencia y contrarreferencia porque atendemos a poca población, apenas al 10.5 por ciento de este tipo de pacientes (el 40.9 lo ve el IMSS y el 47.3 el Seguro Popular). Si otras instituciones adoptan estas medidas veríamos un aumento en la sobrevida de los menores de edad, pero para hacerlo es indispensable que el país invierta mucho más de su PIB en salud”.
Tratamiento y acompañamiento integral
El 2 de marzo de 2016, el CMN20N inauguró la Clínica de Supervivientes de Cáncer Infantil, la primera y única de a nivel nacional enfocada a dar seguimiento a todos los niños que se sobreponen a este padecimiento, lo cual resulta una tarea compleja que precisa la colaboración de distintos especialistas.
“Si bien es cierto que logramos curar a muchos de estos pequeños, también los dejamos con secuelas físicas y emocionales. A muchos los tenemos que amputar alguna extremidad, y a otros los dejamos con problemas cardiacos, de audición, endócrinos o incluso con esterilidad debido a la quimioterapia. La pregunta es ¿qué va a pasar con estos jóvenes?”, expuso la doctora Farina Arreguín.
A fin de acompañarlos durante su crecimiento y apoyarlos para que sean adultos activos, autónomos, productivos, funcionales y económicamente activos, en la clínica se les da apoyo médico y psicológico. “Nuestra tarea no termina al curarlos, debemos reintegrarlos a la sociedad de una forma digna”, añadió.
Como parte de esta iniciativa, después de cinco años de seguimiento médico, a estos pacientes se les da otros tantos en la clínica, donde no sólo se les observa para evitar segundas neoplasias u otros tipos de cáncer, sino que se les brinda asesoría sobre desde cómo comer hasta de sexualidad, “todo de un modo responsable; en total están con nosotros 10 años, en contacto estrecho antes de graduarlos”.
Y pese al avance en el renglón, siempre estaremos a la saga si México no invierte más en salud, educación e investigación. “Para alcanzar niveles de sobrevivencia similares a los de países desarrollados debemos dar salarios dignos a quienes se dedican a este campo; mejorar la infraestructura de los hospitales y abastecerlos de medicamentos; homogeneizar protocolos de tratamiento, y no centralizar el acceso a los centros de referencia, entre otros aspectos. Si me preguntan, esto marcaría una diferencia”.