Por Ángel Verdugo
En cada campaña electoral, el tema vuelve a la discusión. En ésta, dos apellidos aparecen con frecuencia: Rendón y Sola. En ambos casos estamos ante empresas de consultoría electoral, aun cuando las empresas donde laboran ambos consultores ofrecen una gama amplia de servicios.
¿Cuál es la crítica que les lanzan los malos perdedores, grupo común éste que abunda en las campañas electorales, particularmente en América Latina?: ¡Qué son extranjeros!
Lo interesante en relación con este señalamiento que tiene más de victimización y xenofobia que de objetividad, es que sólo son señaladas empresas que ofrecen servicios similares y no, como uno esperaría de quien endereza una crítica así, que se lanzaren en contra de todo lo que nos es ajeno y/o desconocido.
¿Por qué escoger entonces como blanco de su ira y/o frustración, tanto a consultorías extranjeras como a reconocidos consultores y no, como obligaría un análisis serio de las campañas que han desarrollado, a sus pésimos candidatos y a los errores garrafales cometidos?
¿Renuencia a la autocrítica y al análisis objetivo del desempeño de candidatos y operadores políticos? ¿Afán de esconder las grandes y más que evidentes limitaciones intelectuales, tanto de los primeros como de los segundos? ¿En verdad esperaban, en las campañas donde la derrota ha sido resultado lógico de una pésima selección y designación de candidatos, victorias automáticas? ¿Quién en su sano juicio podía haber esperado la victoria de un Madrazo y un López, por dar únicamente dos ejemplos conocidos en México?
Ahora vayamos a otro aspecto relacionado siempre, con las consultoras extranjeras en materia electoral.
Lo primero que deberíamos preguntarnos es acerca de su necesidad porque, las que hay en el país carecen de una visión actualizada de lo que debe ser una campaña, y de las nuevas técnicas estadísticas y análisis de Grandes Datos (Big Data) que les permitirían, de contar con especialistas en esos y otros campos relacionados, proporcionar a sus clientes un mejor y más completo servicio.
Aquí abundan las consultorías en imagen, en cómo hablar y cómo responder a los cuestionamientos incómodos de los reporteros; sobra aquí quién le diga al (pre)candidato, qué color de camisa, traje y corbata combinan bien y se ven mejor dado el color de su piel. Tampoco escasean los expertos en asesorar a los candidatos en cuál es su mejor ángulo frente a las cámaras, y temas por el estilo.
Sin embargo, al parejo de esa abundancia, hay una escasez de empresas consultoras con experiencia en temas los cuales, son de uso común y obligado ya, en toda campaña política en otros países; por ejemplo, como dije arriba, en el análisis desde diversas perspectivas, de grandes bases de datos.
Desde que debimos abrirnos al mundo en 1987 –porque el modelo económico, había caído hecho pedazos–, el libre intercambio de bienes y servicios es regla, no excepción, como era en los años de economía cerrada.
Luego entonces, ¿por qué no entender la necesidad y sobre todo, la utilidad, de contratar conocimiento especializado donde lo haya? ¿Acaso ya olvidaron los que hoy critican a Rendón –sin bases por lo demás–, que uno de sus ídolos con pies de barro, Ebrard, contrató asesoría en materia policiaca de una empresa de Estados Unidos?
Dejemos atrás pues, ese chauvinismo
de huarache que nos impide abrir la mente a lo hecho en el resto del mundo, no únicamente en lo electoral sino en cualquier área del conocimiento. Información Excelsior.com.mx