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Un grupo de investigadores del proyecto MINOUW, patrocinado por la Unión Europea, localizó de forma accidental a un tiburón que pertenece a una de las especies que los científicos denominan ‘fósiles vivientes’.
El hallazgo se dio el pasado mes de agosto en la costa de Portugal. De acuerdo con el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera, un grupo de científicos del MINOUW se encontraban en una misión liderada por la UE cuando se toparon con el ancestral animal en la costa del Algarve, cerca del complejo de Portimao. El grupo quedó sorprendido por la captura accidental en las redes de pesca de un ejemplar muy poco habitual en estas aguas.
Se trata de un ejemplar adulto de Chlamydoselachus anguineus, una especie que los científicos consideran que ha permanecido casi inalterable desde hace al menos 95 millones de años.
El tiburón tiene un cuerpo similar al de una serpiente que vive en el abismo, que puede llegar a medir hasta cuatro metros de largo, además cuenta con 300 dientes en forma de aguja colocados de forma que le permite atrapar calamares, peces y otros tiburones más pequeños, incluso el período de gestación es más largo que el de cualquier otra criatura viviente.
Samuel Garman, uno de los primeros científicos en estudiar el animal, creía que sus cualidades inspiraban leyendas de las serpientes de mar. Apuntó que la criatura apenas ha cambiado desde tiempos prehistóricos.
Aunque se le considera como un “fósil viviente”, el tiburón anguila es una especie que se encuentra bastante distribuida geográficamente: desde Angola hasta Chile, de Guyana a Nueva Zelanda, de España a Japón.
Con información de La Vanguardia
