Por Francisco Garfias
¿No hay nadie entre ustedes que se atreva a condenar las violaciones a los derechos humanos que hemos presenciado con los migrantes? Preguntamos, hasta tres veces, a un nutrido grupo de senadores de Morena.
Nadie tuvo el atrevimiento. Se quedaron mudos. Le tienen más lealtad al Presidente que a sus conciencias.
Uno de ellos, César Cravioto, intentó treparse en el tema para echarle porras a AMLO. Usó el programa ¡Sembrando Vida! Para respaldar su afirmación de que no se violan los derechos humanos de haitianos y centroamericanos que dejaron su país en busca de una vida digna.
El hecho ocurrió en la conferencia de prensa a la que los morenos convocaron en el Patio del Federalismo del Senado para hablar de la “doble moral” del PAN y su “acuerdo” con la ultraderecha española. Hasta el nombre de Hitler salió a relucir. Ninguno mostró indignación por lo que ocurre en el sur del país. ¿Se les habrá olvidado lo que sienten con el trato que los migrantes mexicanos reciben en Estados Unidos?
Seguro estoy de que muchos de ellos no están de acuerdo con lo que ocurre. Conozco a algunos de los senadores presentes. La defensa de los vulnerables es una causa de la izquierda. Pero le temen a AMLO. Se quedan mudos. Vergonzoso silencio.
* Uno de los que sí defienden la política migratoria del régimen es César Cravioto, suplente de Martí Batres. Ya dijimos que se trepó en el tema para echarle porras a ¡Sembrando Vida! Nunca más cierto aquello de que “de tal palo, tal astilla”.
En su evasiva, Cravioto le copió el discurso al Presidente:
“La única manera de acabar con la violencia y mitigar la migración es que los pueblos tengan mejores condiciones de vida en sus territorios.
“Es lo que estamos haciendo con el programa Sembrando Vida. Veinte millones de mexicanos ya están teniendo ese programa y lo que se quiere es que se corra el programa a Centroamérica. Ésa es la política de un gobierno que, justamente, piensa en los derechos humanos”.
Cero menciones a las patadas a migrantes en el piso, a las madres que son separadas de sus hijos, al hacinamiento en centros migratorios, a las condiciones infrahumanas en las que viven, de la eternidad para que les den un papel que legalice su estancia, a ese cadáver que es la CNDH…
La extraviada respuesta me llevó a preguntar una segunda vez: ¿Entonces no hay nadie de ustedes que se atreva a condenar lo que hemos visto? Otra vez el silencio se cubrió con la voz de Cravioto. Volteó hacia el reportero y dijo: “Ésa es su labor y ya la está haciendo. La nuestra es hablar de las políticas de este gobierno, entre otras, apoyar a los migrantes… Quiere que diga lo que usted quiere”.
Los vericuetos de Cravioto me obligaron a preguntar por tercera vez: ¿Condenan o no?
De la nada volvió a la ultraderecha española. “Así como usted no condena la firma del PAN con Vox”, dijo.
-¿Quién lo dice? —pregunté. Y le sugerí que leyera la columna que en este espacio escribí el pasado sábado bajo el título “El tufo franquista en la Iberósfera”.
* La senadora Xóchitl Gálvez no tuvo pelos en la lengua al revirar a la afirmación del doctor Hugo López-Gatell de que cada vacuna que se otorgue a un niño amparado desprotege a un adulto en riesgo. “Es un pendejo…”, dijo en el micrófono, frente a un enjambre de reporteros y fotógrafos.
Posteriormente nos acercamos a Xóchitl para que sustentara el calificativo que le aplicó al zar anticovid.
“Ni modo… Cuando se hacen pendejadas se tiene que decir tal cual. Es un pendejo, punto. Me salió del alma… Lo que tienen que hacer es dejar de gastar en tarugadas y comprar las vacunas para todos los niños de 12 a 18 años.
“Si yo tuviera 70 años le daría mi vacuna a un niño que va para arriba, porque ya viví… Allí están 14 millones de vacunas perdidas. Espero que no las estén mandando a Venezuela, a Cuba, a Nicaragua”.
Y propuso: “Si no tienen dinero, que no hagan su revocación de mandato. Esos 3 mil 500 millones de pesos que los usen para comprar más vacunas”.
* México es el único país del mundo donde se desploma el Metro, se quema el mar, se mueren 17 pacientes covid que estaban intubados en un hospital del IMSS porque se fue la luz a causa del desbordamiento de un río.
“Vamos requetebien”, suele decir el presidente López Obrador apoyado en los “otros datos”. Pero ayer no tuvo más remedio que reconocer que, en su encargo, hay días buenos y muy buenos; y malos y muy malos.
“Hoy es un día de estos últimos. Me da mucha tristeza el fallecimiento de 17 pacientes del hospital del IMSS por el desbordamiento del río Tula en Hidalgo”, escribió en Twitter.
En ese mar de malas noticias, surgió una muy buena, histórica para el país: la SCJN declaró inconstitucional la penalización del aborto. Información Excelsior.com.mx