Enrique Aranda
Ahora sí que haiga sido como haiga sido, al anochecer del martes, la naciente Ciudad de México tendrá Constitución… si es que tal nombre merece el improcesable bodrio…, ese catálogo de ocurrencias, (no pocas) puntadas y (hasta) algunos buenos propósitos elaborado por quienes —60 de ellos electos y 40 más designados por la tradicional vía del dedazo— constituyen la Asamblea que desde su origen fue y continúa siendo impugnada…
En las primeras horas de este martes, efectivamente, (padres y madres) constituyentes acostumbrados ya a trabajar, literal, en medio de la noche —ayer domingo dejaron las instalaciones del Palacio de de Xicoténcatl al filo de las 3 de la madrugada, luego de haber sido citados a las 17 horas y de haber sesionado ¡sólo las dos horas y media últimas!— deberán haber procesado y, presumiblemente aprobado, algo así como 15 y/o 20 artículos respecto de los cuales, si bien fueron discutidos ya a nivel comisiones y del pleno incluso, no existe el necesario consenso para aprobarlos o rechazarlos.
Hoy, adicionalmente, su tarea incluirá la discusión y dictamen de algo más de una veintena de artículos transitorios, en el supuesto de que no hayan concluido su revisión en la sesión nocturna de ayer domingo y, ojo, la revisión del texto final para intentar reducir al mínimo las incoherencias, barbaridades… y lo que se acumule, en la anunciada Carta Magna que, en palabras de algunos de sus artífices: concibe al ciudadano de la capital del país como algo más parecido a un parásito que espera que el gobierno le dote y garantice todo lo necesario para que él sea feliz, que como un ser humano, libre e inteligente.
Ni el crimen del aborto ni la prostitución, como tampoco el consumo con fines lúdicos de la mariguana, la progresividad fiscal o el derecho a la vida formarán parte del nuevo ordenamiento, pero sí estarán la eutanasia encubierta bajo la definición de muerte digna, una renta básica descafeinada o, aunque usted no lo crea, el controvertido matrimonio igualitario que apenas unas semanas antes, con el voto de representantes de los mismos partidos que acá lo avalaron, había sido mayoritariamente rechazado por legisladores, diputados y senadores del Congreso de la Unión.
Que no será la Constitución que a manera de propuesta presentó el cuestionado jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, es cierto, como también lo es que, con todo, el documento elaborado entre el 15 de septiembre pasado y esta fecha distará muchísimo de ser una auténtica Carta Magna, si de la ley suprema sobre la cual debe construirse la armónica convivencia social, el desarrollo económico y la gobernabilidad política en la capital de la República hablamos.
Sin embargo, (otra vez) en voz de sus propios autores, es lo que hay. Ahora sí que ni mas ni menos…
ASTERISCOS
*¡Vaya dura crítica! la que al Instituto Federal de Telecomunicaciones dedicó ayer Desde la Fe, el semanario de la arquidiócesis primada, por sus cuestionados Lineamientos sobre la Defensa de las Audiencias. La democratización de los Medios, dice, (derivó) “en un instituto con facultades extralegales y cuasiinquisitoriales…” y, luego, advierte que la libertad de expresión no debe estar ¡en manos de quienes se valen de argucias extralegales para manipular derechos y conciencias!”. ¿Así o más claro? *Ahora sí que, fiel a su más acendrada tradición, la del enfrentamiento fratricida, el perredismo mexiquense se prepara para elegir a su abanderado en la puja de junio, por la guberntura de esa entidad. A juzgar por los hechos, el favorito Juan Zepeda, fiel al cacique estatal Héctor Bautista, de ADN, tendrá en Javier Salinas al representante del mancerismo-chucho. La división de los amarillos está garantizada…
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP
Fuente,. Excelsior.com.mx