Por Ángel Verdugo
Hoy por la tarde habrá de celebrase en la Plaza de la Constitución la concentración que calificaría —sin el menor asomo de error— como la más vergonzosa y ofensiva a la inteligencia de los mexicanos que hubiera podido celebrarse desde los años cincuenta o sesenta del siglo pasado.
Lo que los asistentes oirán, porque no escucharán —obligados como consecuencia del chantaje de quienes los amenazan con quitarles éste o aquel apoyo o dádiva con cargo al erario—, será la conocida y cansina repetición (cual triste letanía) de decenas de lugares comunes, los cuales desde hace años han sido repetidos hasta el cansancio por quien hoy será, sin duda alguna, el orador estrella: ¡López!
La megalomanía y el egocentrismo de éste llevado a su máxima expresión, es lo que deberán padecer los asistentes al Zócalo este lunes; copia burda (y fuera de época) de las grandes concentraciones castristas de los años sesenta y setenta del siglo pasado y más recientemente, de los actos faraónicos organizados para afianzar el control ideológico y político de los venezolanos por parte de Hugo Chávez, en el desastre y tragedia que es Venezuela.
¿Cómo llegamos a esto que hoy padecerán decenas de miles de acarreados? ¿Cómo y a qué se debió esa regresión a lo peor de los años del dorado autoritarismo priista del siglo XX? ¿Acaso la responsabilidad de este salto al pasado que hoy padecemos, debemos adjudicársela completamente a López? ¿Dónde quedaría la que, sin duda, tiene ese robótico ciudadano que, sin la menor disposición al análisis de lo que representaba cada uno de los candidatos a la Presidencia de la República el año pasado, entregó de manera acrítica y ciega su voto en favor del peor de todos ellos?
Lejos en el tiempo se encuentran las causas de tal fatalidad; lejos también la creación del mecanismo de cooptación y manipulación política e ideológica que ha hecho posible el espectáculo doloroso que hoy se escenificará en la Plaza de la Constitución. Digo doloroso porque, ¿alguien se atrevería a negar la perversa manipulación que de millones hace López y su gobierno? ¿Quién podría intentar maquillar, siquiera, las verdaderas intenciones del acto de hoy por la tarde-noche?
¿Informe? ¿En verdad alguien en su sano juicio aceptaría que el aniversario de una elección es la fecha correcta para que el Presidente de la República rinda un Informe? ¿Dónde queda entonces la fecha plasmada en la Constitución para que aquél rinda, ante el Congreso de la Unión, el Informe a que la Carta Magna lo obliga? ¿Por qué ese desprecio por la ley y lo que mandata? ¿Acaso es de tal magnitud su ambición autoritaria y manipuladora, que la ley se la pasa por el Arco del Triunfo?
Por otra parte, vale la pena mencionar que habrá también un grupo de asistentes que por el puesto que ocupan, saben perfectamente que eso no es un Informe; ese grupo, integrado por legisladores de ambas Cámaras del Congreso de la Unión y funcionarios se convierte, con su presencia, en validadores y cómplices de un acto de manipulación política.
Las mentiras flagrantes y burdas que López pronunciará serán, no le quepa la menor duda, descarado intento de borrar o maquillar la realidad que cotidianamente exhibe sus verdaderas intenciones las cuales, no son otras que controlar con puño de hierro los tres Poderes de la Unión.
Que decenas de miles de ignorantes de las verdaderas intenciones de López asistan acarreados por su dependencia de las migajas que los mantiene atados a una burocracia, la cual únicamente los ve como carne de cañón, es entendible; sin embargo, que personas duchas en esto de la política y con una preparación que les permite entender de qué se trata este acto y los que vendrán, no pueden evadir su responsabilidad al prestarse a la manipulación que realiza López.
De permitirme usted pedirle algo, sería esto: Por favor, no caiga en la trampa basada en un rosario de inexactitudes —por no decir mentiras flagrantes—, las cuales sólo sirven a López para maquillar la cruda y ofensiva realidad de un desastre que es ya imposible negar, resultado lógico de su pésima gobernación.
Vaya preparado, pues, para el alud de palabras simplonas y cifras manipuladas, las cuales, por más énfasis que ponga López al pronunciarlas, carecen de todo fundamento; los otros datos son, para decirlo claro, perversas invenciones. Ya lo sabe entonces; por favor, no caiga en la trampa. Información Excelsior.com.mx