El detalle de la alianza fue un secreto bien escondido por más de 70 años.
La Reina Isabel II fue sin duda uno de los personajes más enigmáticos de la historia, por lo que tras su muerte el pasado jueves 8 de septiembre múltiples leyendas, mitos y curiosidades en torno a su vida y legado tomaron nuevamente fuerza.
Uno de los datos menos conocidos se ha escondido por más de 75 años en su mano y su anillo de bodas con Felipe de Edimburgo. Si bien La Reina Isabel tenía más de 300 artículos de joyería, incluidos collares, pulseras, aretes, anillos, relojes, colgantes y broches, pero su anillo de compromiso era una de sus piezas favoritas, tanto que se convirtió en una de las joyas que siempre la acompañaban.
La invaluable joya tiene uno de los secretos mejores guardados de la realeza y denota de 1947, Cuando la entonces princesa y heredera al trono anunció su compromiso con el príncipe Felipe. Allí el mundo vio por primera vez la argolla de compromiso que unía a la pareja. Lo destacable era su aparente sencillez, ya que tanto Felipe como la familia real optaron por la discreción ante la crisis y racionalidad que dejó la recién terminada Segunda Guerra Mundial.
Además, el príncipe Felipe, aun siendo parte de una monarquía, no contaba con suficientes recursos económicos al ser un exiliado junto a sus padres y hermanos. Por lo anterior, optó por utilizar una de las gemas de la tiara de su madre, la Reina Alice de Grecia y Dinamarca, para elaborar el anillo
La Reina Isabel II y el príncipe Felipe se casaron un 20 de noviembre de 1947 en la abadía de Westminster, y fue un hecho histórico, ya que fue transmitida en vivo. Ese día, Isabel II deslumbró en el altar con su vestido, el velo, el ramo y su argolla de matrimonio, fue catalogada como el símbolo de su nuevo vínculo con su esposo.
Los secretos detrás del anillo de bodas
De acuerdo con la tradición de las nupcias en la realeza británica, tienen que ver con el anillo de compromiso: este tiene que estar hecho con una pepita proveniente de Gales, algo que se ha seguido durante mucho tiempo, pero el príncipe Felipe añadió un detalle que lo hizo más personal y especial, ya que le pidió al joyero encargado de la pieza que tuviera una inscripción en el interior, una que solo conocían él, quien lo elaboró, la reina de Inglaterra y algunas personas de su círculo más cercano.
Otra de las figuras que sabía de la inscripción del anillo era la Reina Madre, quien alguna vez dijo que Isabel jamás se quita el anillo o lo pone de tal forma que se vea el misterioso mensaje. Nadie sabe qué es lo que dice, por lo que la frase es el secreto mejor guardado de la difunta monarca. Información Radio Fórmula