Por Enrique Aranda
Esta misma semana, el miércoles para ser exactos, el electo próximo presidente Andrés Manuel López Obrador y quienes con él compartirán la responsabilidad de la seguridad pública durante el sexenio por venir deberán dar a conocer la estrategia a seguir, o los criterios centrales de la misma, al menos, para avanzar en el combate a la violencia e inseguridad y devolver al país mínimos de estabilidad en una materia que, hoy por hoy, ocupa el primerísimo lugar entre las preocupaciones de la ciudadanía.
Si bien es previsible que la cuestionadísima consulta —concluída ayer, por cierto— sobre la ubicación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México seguirá centrando el debate de medios de comunicación y sociedad en las próximas horas y días, también lo es que, en el supuesto de que la anunciada estrategia sea presentada por Alfonso Durazo Montaño, responsable de su implementación en cuanto que el próximo secretario de Seguridad Pública, nada parece más obvio, sino que la atención de todos tenderá a centrarse en su contenido y alcances.
La sola estimación de que 2018 cerrará con la más alta cifra de víctimas del crimen organizado y las bandas delincuentes lo garantiza.
A la vista, entonces, el trascendental anuncio, es que resulta relevante destacar la participación en la elaboración de la misma de personajes que mucho saben sobre la materia: el almirante José Luis Vergara Ibarra y el general en retiro y amigo de próximo titular del Ejecutivo federal
Audomaro Martínez Zapata, el vicealmirante José Manuel Solano Ochoa y el exgobernador michoacano Leonel Godoy, así como los recién designados futuros titulares de Defensa y Marina, el general Luis Cresencio Sandoval González y el almirante José Rafael Ojeda Durán, respectivamente, en la última etapa de su elaboración, entre otros.
Huelga decir que, conforme a las primeras filtraciones sobre el tema, el próximo gobierno, y en especial el propio Alfonso Durazo, podrían apostar a una liberación regulada del cultivo y comercialización de algunas drogas, la mariguana, en particular, un mayor control de la adquisición y/o portación de armas de fuego por parte de particulares, y de su introducción al país se entiende e, igualmente, avanzar en la constitución de “territorios de paz” donde, si bien existen problemas, éstos son menores y se prevé serán fácilmente erradicables o controlables al menos.
Y todo, sustentado en una eficiente coordinación entre los diferentes actores involucrados en la tarea.
Hablamos pues, de la más importante inquietud y reclamo social en la actualidad y, en consecuencia, de las altísimas expectativas que la anunciada estrategia ha despertado.
ASTERISCOS
* A más de uno en el entorno de la actual administración priista del Infonavit ha llamado la atención la destacada participación que en el equipo del futuro mandamás del insituto, Carlos Martínez Velázquez, está teniendo el panista Bernardo Altamirano, quien ganara fama como segundo a bordo de Patricia Flores, Patyflo, titular de la secretaría de la Presidencia durante el último tramo del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
* Apenas de confirmarse el arrollador triunfo de Jairo Bolsonaro, ayer, en las presidenciales en Brasil, más de uno se preguntó si, tras que en su primer discurso el exmilitar destacó que su país no podía ya “seguir flirteando con el comunismo, socialismo, populismo y extremismo de la izquierda”, será invitado a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador.
* Lo dicho: el fantasma del aborto, cuya legalización a nivel nacional promueve un grupo de sus afines con la cuestionada Olga Sánchez Cordero al frente, comenzó a perseguir al ahora presidente electo. Ayer, activistas del Frente Nacional por la Familia le exigieron deslindarse ya de la exministra promotora de la práctica criminal y de la ideología de género.
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP
Información Excelsior.com.mx