Por Yuriria Sierra
Que no hay que ver lo que hacen otros países ante la pandemia. Que si con fe nos vamos librar de los infortunios. Que nosotros, los mexicanos, estamos construyendo una auténtica democracia, que nada de toques de queda. Que sigan saliendo y reactivando la economía. Que, aunque las autoridades de salud digan que debemos quedarnos en casa, yo ya me voy a gira y hasta doy la mano en un acto de educación, la persona que recibió el saludo es otra historia. Que cargo con amuletos que me han regalado y ellos me protegen. Que, la suya, no es fuerza de contagio, sino moral. Que la crisis económica que se está configurando en el mundo a causa de la pandemia, nos cae como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación. Lo anterior, sabemos, ideas y frases que han rodeado o que hemos escuchado del Presidente de nuestro país.
Que si el coronavirus se muere con el calor. Que puede que también con un milagro. Que ¿por qué se habría de cerrar EU? Que el que gobierna no es un territorio hecho para permanecer cerrado. Que sus ciudadanos no quieren estar encerrados. Que si es peor la cura que la enfermedad. Que sí, hay muertos, pero también mueren muchas personas en accidentes de autos cada año y no por eso ordenan que la producción automotriz se detenga. Que si los cubrebocas los debemos usar todos. Que si mejor sólo el personal de salud, pero él será quién decida su distribución, política sobre funcionalidad. Que en su lugar podemos usar ¡bufanda!, que porque es casi lo mismo. Las anteriores son expresiones todas del Presidente del país que hoy es el más afectado del mundo por la pandemia.
Que si el COVID-19 es sólo una “gripita, un resfriadito”. Que se sobredimensiona el poder destructor del virus. Que si es una fantasía. Que, aunque no se tengan estudios científicos, médicos o epidemiológicos, todos sabemos que otras gripas han matado más que ésta. Que hay un interés económico detrás de la “histeria” por la enfermedad. Que ni que fuera el fin del mundo. Éstas son afirmaciones del jefe de Estado del país latinoamericano con más contagios.
Que si el nuevo coronavirus se cura con un plato de mole de guajolote o con un caldo de pollo con cebollita y chile bien picoso. Que si en realidad las personas que se han contagiado son ricos, los pobres son inmunes. Asegura el gobernador de un estado mexicano, territorio donde ya se han registrado dos defunciones y más de cien contagios.
Ya sean de Andrés Manuel López Obrador, Donald Trump, Jair Bolsonaro, Rodrigo Duterte, quien advirtió que la fuerza pública filipina tiene la autorización de tirar a matar a quienes violen la cuarentena, o Miguel Barbosa. Todas son declaraciones irresponsables. Líderes y funcionarios, que tendrían que dar certeza ante un momento histórico, optan por la desinformación, la amenaza y la caricatura.
Y, a la par de estas expresiones, el COVID-19 llegó al millón de contagios y ha matado a casi a 53 mil ciudadanos de prácticamente todo el mundo. También ha confinado a media humanidad, nada más 3 mil 500 millones de personas. Nada que no nos hubieran advertido, no estos líderes, sino quienes sí saben lo que hacen.
ADDENDUM
Mi querida colega Lourdes Mendoza publicó el día de ayer una columna en Eje Central en la que da cuenta del lamentable avance de la enfermedad (y los peligros de este deterioro no sometido a supervisión pública) que padece Miguel Barbosa, gobernador del estado de Puebla. Por la columna de Lourdes nos enteramos de, que su avanzada diabetes (y todas las discapacidades asociadas a la enfermedad, como la pérdida de la visión) están representando para los temas propios de su ejercicio de gobierno. Y no, no es que este padecimiento lo haya orillado a decir barbosadas, como aquella de que el coronavirus “le da sólo a los ricos”, sino que su falta de visión (la literal, no la figurada) lo ha llevado a firmar documentos sin siquiera enterarse de lo que está firmado (y a que algunos a su rededor quizá se hagan con una que otra millonaria transa). Y claro, como suele ocurrir en estos desesperados tiempos, siempre que un periodista dice algo que incomoda a los anodinos poderosos, una jauría de bots se le vino encima a Lourdes en las redes sociales. Pero ojo: la shit storm ni le devuelve la vista a Barbosa ni genera en la gente una falsa percepción de aprobación en torno suyo.Informacón Excelsior.com.mx