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Extradición: beneficio sin correspondencia

Por Pascal Beltrán del Río

La droga estaba oculta en tres paquetes de yerba mate marca Rosamonte. Una perra antinarcóticos de la policía paraguaya la había detectado en la maleta documentada de Leonardo Gaxiola López, quien estaba a punto de abordar un vuelo en el aeropuerto de Asunción, que lo llevaría a México con escala en Sao Paulo. Era el 2 de octubre de 2008.

Cuando los agentes informaron al pasajero que los 5.6 kilos de efedrina que llevaba estaban valuados en unos 50 mil dólares, éste se encogió de hombros y respondió: “No es mucho, pensé que era más”. El interrogatorio de Gaxiola llevó a la detención de otros dos mexicanos, Juan Jesús Martínez Espinoza y Jorge Almanza Guzmán, quienes estaban hospedados en un hotel del centro de la capital.

Los tres fueron identificados como una célula del Cártel de Sinaloa y, de acuerdo con la información policiaca, acababan de montar un laboratorio de drogas sintéticas en un suburbio de Buenos Aires. Martínez Espinoza, líder del grupo, fue extraditado a Argentina, donde purga una sentencia por contrabando agravado de sustancia, misma que fue ratificada en 2016. Gaxiola y Almanza, quienes habían entrado ilegalmente en Paraguay, se quedaron detenidos en ese país y en 2019 fueron transferidos a la penitenciaría de Tacumbú.

En 2010, México solicitó la extradición de Almanza, con base en el tratado bilateral con Paraguay, aprobado en 2005 y que entró en vigor en 2007. El detenido aceptó ser regresado a su país y Paraguay concedió la petición mexicana, que será cumplida una vez que Almanza purgue su sentencia.

Sin embargo, México acaba de demostrar que no tiene reciprocidad con la nación sudamericana, al no haber detenido al colombiano Rodrigo Granda, quien es buscado por parte de la justicia paraguaya por el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, hija del expresidente Raúl Cubas. Como le conté aquí la semana pasada, Granda estuvo trece horas en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, esperando que le fuera permitida la entrada en el país, al que llegó invitado por el Partido del Trabajo, que es parte de la coalición de gobierno.

De acuerdo con una ficha informativa de la Secretaría de Relaciones Exteriores, “debido a una alerta de Interpol no le fue permitido el ingreso a territorio nacional”. La Cancillería dice que el viaje había sido previamente autorizado, pero que Interpol “subió una alerta para su retención” cuando Granda ya viajaba hacia México. Luego, agrega, “se hicieron las gestiones internas y se le notificó que sí se le concedía el ingreso”, mismo que “el interesado” finalmente rechazó. Poco antes de las 2 de la mañana del miércoles tomó un vuelo de regreso a Colombia, de donde no puede ser extraditado porque así lo establecen las cláusulas del proceso de paz firmado entre el gobierno colombiano y las FARC en 2016.

El viernes 22 entrevisté en Imagen Radio al fiscal paraguayo Rogelio Ortúzar, quien me dijo, de forma terminante, que lo que la Cancillería afirma no es verdad, pues la alerta de Interpol para la detención de Granda con fines de extradición existe desde 2006. Esas alertas “no se pueden prender y apagar”, sostuvo, y la única forma de cancelarlas es a petición del país que las genera, cosa que no ha hecho Paraguay.

Pregunté al fiscal si había frustración con lo realizado por parte de México. “Sin duda hay frustración”, me respondió. “Fundamentalmente porque la orden de captura estaba debidamente fundada: tenía características de una orden internacional de aprehensión, expedida por una autoridad competente como lo es un juez penal de control y garantías constitucionales (…) Nos encontramos con la desagradable noticia de que la misma orden de detención no fue cumplida por un gobierno”.

México, como todos los países que son parte de Interpol, espera que una petición suya para detener y extraditar a alguien buscado por la justicia se cumpla. Y tan se ha beneficiado recientemente de esa condición que hoy está en México el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya. La forma en que México evadió su obligación de detener a Granda —señalado por un secuestro realizado con armas de guerra y un asesinato atroz— habla muy mal de un país al que le toca presidir el próximo mes el Consejo de Seguridad de la ONU. Información Excelsior.com.mx

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