El equipo de En Punto se infiltró en una ceremonia clandestina para el consumo de la ayahuasca, en la denominada ruta de los cenotes en medio de la selva de Playa del Carmen, Quintana Roo.
La Secretaría de Turismo estima que en este periodo vacacional de verano llegarán casi 4 millones de turistas al Caribe mexicano. Además de la playa y las fiestas, en esta zona es frecuente el turismo de quienes vienen para participar en ceremonias de autoconocimiento donde se consumen sustancias no reguladas.
El equipo de En Punto se infiltró en una ceremonia clandestina para el consumo de alucinógenos no regulados, como la ayahuasca, en la denominada ruta de los cenotes en medio de la selva de Playa del Carmen, Quintana Roo.
“Vamos a iniciar con la primera medicina que es el rapé, es un tabaco muy finamente molido con cenizas, algunos algunos les pueden dar ganas de depurar vomitando”, dijo Arturo Vega. Chamán, Quintana Roo.
“El siguiente ejercicio son las gotas de sananga, les da una claridad y una mejor visión, arden mucho”, afirmó Arturo Vega. Chamán, Quintana Roo.
“La siguiente medicina es nuestra madre planta ayahuasca. Tal vez vea llorar a mi compañero, tal vez lo escuche gritar, tal vez lo escuche cantar”, agregó Arturo Vega. Chamán, Quintana Roo
La mayoría de las personas que asisten a estas ceremonias son turistas estadounidenses, alemanes, españoles y sudamericanos, que viajan a México exclusivamente para consumir sustancias que en sus países son ilegales.
“Son plantas cuyos contenidos como es el caso de la ayahuasca que contiene una sustancia que se llama DMT, el DMT sí está regulado, pero la planta como tal no, entonces existe una área un tanto gris, en realidad no hay todavía un marco legal”, insistió Gady Zabicky, comisionado Nacional contra las Adicciones.
“Para niños es una irresponsabilidad absoluta darles no sabes cuánto, de no sabes qué”, reiteró Silvia Cruz, investigadora del CINVESTAV.
Por una ceremonia llegan a pagar hasta 10 mil pesos mexicanos.
“Empecé a buscar y vi muchos y me decidí a venir”, comentó Joana, turista puertorriqueña.
“La ayahuasca me ha llevado a ver mis partes oscuras, sientes como una frecuencia del cielo”, destacó Kahla, turista venezolana.
Los turistas son trasladados 10 km selva adentro en autos particulares. Al llegar les retiran los celulares y les hacen firmar una carta para certificar que no tomarán ninguna acción legal en su contra luego de la ceremonia.
“Si en esa experiencia alucinógena pasa algo peligroso, pues nadie se va a hacer responsable y no se le va a trasladar a una clínica ese es un riesgo claro”, enfatizó Silvia Cruz, investigadora del CINVESTAV.
José Silva es un indígena del pueblo Yanakuna en Colombia. Dice que desde hace 2 años viene a México para realizar ceremonias con ayahuasca, y pese a ser una planta psicoactiva, asegura que puede ingresar con ella a México por el aeropuerto, sin problema.
“Están mis certificados que muestran que es una planta natural, la ayahuasca es un bejuco, es una liana, para nosotros no es una droga”, comentó José Silva, chamán Yanakuna.
“El gobierno tiene que ir al paso de la sociedad y de las innovaciones para que tengamos un marco regulatorio y una comprensión clara de qué sucede con estas plantas antes de que se empiecen a consumir de manera diseminada en el país”, concluyó Gady Zabicky, comisionado Nacional contra las Adicciones. Información Noticieros Televisa