Tras la muerte de Luis Rey, el 9 de diciembre de 1992, Luis Miguel fue visto devastado. Fuera de la reconstrucción del fallecimiento del padre del cantante que vimos en la bioserie de Telemundo y Netflix, hay otros testimonios que confirman que “El Sol” estaba tan deshecho que incluso tuvieron que administrarle calmantes.
“Cuando él sale de verlo en el hospital, sale quebrado. Estaba fuera de sí, fuera de la realidad, era un ente”, contó el fotógrafo Gabriel Piko a la revista Gente, en la edición del 17 de diciembre de 1992. “Incluso me ve ahí y me abraza, llorando. Me dice ‘ ¿Cómo no me llamaron antes?, ¿cómo no me avisaron que mi papá estaba en un hospital? Les hubiera mandado plata para que lo llevaran a la mejor clínica’. Como me encontró ahí y era de las pocas personas que estaba, en su tristeza pensó que yo era un amigo del padre”, añadió.
De acuerdo con Javier León Herrera, biógrafo del intérprete, de la breve tregua que hubo entre los tíos de Luis Miguel, sus representantes y sus tíos, en cuanto falleció Rey surgieron de nuevo las discrepancias sobre qué pasaría con el dinero y el cuerpo del difunto.
Al final, Micky dejó que sus representantes para que organizaran los trámites del dinero, el traslado de la urna para su papá, la manutención de su hermano menor Sergio y sus abuelos.
El día después de la muerte de Luis Rey, hubo una misa de cuerpo presente en Barcelona a la que, según León Herrera, Luis Miguel asistió con una vestimenta completamente negra y con la cabeza agachada ante la urna de su padre. Al intérprete lo acompañaron Érika y Jaime Camil, sus representantes y su hermano Alejandro Basteri.
Ve aquí las imágenes del funeral de Luisito Rey:
Salen a la luz fotos de @LMXLM en el funeral de su padre #LoVisteEnVentaneando pic.twitter.com/Avu1yVaqWg
— Ventaneando oficial (@Ventaneandouno) 17 de julio de 2018