Por Eduardo Ruiz-Healy
Hace unos días, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó su reporte trimestral Perspectivas de la Economía Mundial correspondiente al mes de julio.
Para los economistas del FMI, la economía de México crecerá este año 2.4%, que es lo doble del 1.2% que habían estimado en su reporte de abril pasado. En 2023, pronostican que el PIB aumentará 1.2%, que es poco menos de la mitad que el 2.5% que pronosticaron en abril.
Para el FMI, la economía mexicana, junto con las de Brasil, Chile y Colombia crecerán más de lo que había estimado hace tres meses debido a que su recuperación ha sido más “robusta” que la que anticiparon entonces.
El menor crecimiento en 2023 será porque nuestro país y muchos otros sentirán entonces los efectos combinados de la muy probable recesión en Estados Unidos, la desaceleración de la economía de China y los efectos que la guerra ruso-ucraniana está teniendo sobre los precios de los alimentos, energéticos y otras materias primas.
Ahora bien, también hace unos días Moody’s Analytics, una subsidiaria de la calificadora Moody’s Corporation (también propietaria de la calificadora de valores Moody’s Investment Service), difundió un análisis de la economía mexicana que difiere mucho de la del FMI.
Para Moody’s “La contracción económica se extiende desde el segundo trimestre hasta el cuarto (de 2023), cuando la economía toca fondo. El PIB se contrae 1.7 % en 2023, después de crecer 1.8 % en 2022” y explica que “Por un lado, la producción interna sufre continuas interrupciones por escasez de insumos tanto nacionales como externos. Por otro lado, la persistente alza de precios internos amenaza con desatar una espiral inflacionaria alimentada por el deterioro en la formación de precios”.
Al igual que otros analistas nacionales y extranjeros, los de Moody’s opinan que las alzas en las tasas de interés decretadas por el Banco de México para frenar a la inflación debilitarán la economía y contribuirán a llevarla a una recesión en el segundo trimestre del año venidero, la cual se extenderá durante seis meses aproximadamente.
Moody’s anticipa que el desempleo que ya va en aumento se acelerará a fines de este año y llegará a su punto más alto en 2023.
La situación golpeará a la mayoría de las familias mexicanas, especialmente a las que tienen poco o nada, porque deberán enfrentar dos malas situaciones: el aumento de precios que reducirá el poder de compra de sus ingresos, por un lado, y una pérdida de empleos que los dejará sin ingresos, por el otro.
El análisis pronosticó una caída del peso frente al dólar desde finales de este año y durante el primer semestre de 2023, “a medida que la aversión al riesgo induce salida de inversionistas buscando refugio en activos denominados en dólares”.
México, según Moody’s, saldrá de su recesión en los primeros tres meses de 2024 e irá recuperándose conforme crezca la economía de EEUU. Finalmente, en 2025 el desempleo descenderá y la inflación descenderá al anhelado 3.0%.
Las diferencias en los pronósticos del FMI y Moody’s reflejan a las que existen entre los analistas privados e institucionales localizados dentro y fuera de México.
De estas dos, ¿a cuál creerle?
Para mí, la de Moody’s es más realista. ¿Quién está de acuerdo conmigo? ¿Quién no lo está?
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