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La confrontación política durante la ceremonia por el 106 aniversario de la Constitución era previsible en estos tiempos de cólera política.
Haber sentado en el presidium del Teatro de la República al secretario Gobernación a un lado del presidente y del otro a los titulares del Ejército y la Marina no solo rompió protocolos; fue una descortesía, porque quienes debieron ocupar dichos asientos eran los presidentes de las Cámaras de Diputados y Senadores y la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quienes quedaron a la orilla.
Aún así, los Poderes Legislativo y Judicial le hablaron de frente al Poder Ejecutivo. Dejaron claro que a la Carta Magna se le respeta, sí o sí; que el diálogo debe ser de convivencia pacífica, contrario al clima de polarización fomentado desde Palacio.
Santiago Creel, presidente de la mesa directiva en diputados, no se achicó; habló del “Plan B” de la reforma electoral y recomendó al presidente López Obrador no caer en errores que podrían evitarse.
La ministra Norma Lucía Piña, estrenó la presidencia de la Corte con la exigencia respeto a la autonomía del Poder Judicial ante los recientes embates que acusan servilismo judicial a favor de las causas neoliberales. Mostró desdén al presidente al no recibirlo de pie cuando ingresó al recinto histórico; eso irritó al de Macuspana.
Al comentar lo ocurrido en Querétaro, López Obrador evidenció distanciamiento, ruptura y desprecio hacia los otros dos poderes; rechazó el diálogo propuesto y levantó un muro militar. La forma es fondo. Información Radio Fórmula