Por Eduardo Ruiz-Healy
Después de 10 años se aceptó que la Iniciativa Mérida no sirvió de nada para combatir al narcotráfico, la delincuencia organizada transnacional y el lavado de dinero en México y Centroamérica. ¿Continuarán ahora esos fracasos con el Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras entre México y los Estados Unidos?
Creo que sí.
La Iniciativa Mérida surgió en 2007 con el acuerdo de los presidentes Felipe Calderón, de México, y George W. Bush, de Estados Unidos. Poco más de 10 años después, en mayo de 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que su gobierno no seguiría participando en ella debido a que no cumplió con sus objetivos.
Para sustituirla los gobiernos de AMLO y Joe Biden acordaron crear el Entendimiento Bicentenario que ayer entró en vigor.
El 8 de octubre pasado, los gobiernos de ambos países dieron a conocer, mediante una hoja informativa, los tres objetivos del Entendimiento: “1. Proteger a nuestra gente. México y EEUU buscan crear comunidades más seguras, con mejores servicios de salud y que además sean sostenibles y beneficien a las y los ciudadanos de ambos países; 2. Prevenir los delitos transfronterizos. México y EEUU buscan reducir la capacidad de las Organizaciones Criminales Transnacionales (OCTs) y prevenir el tráfico de drogas, armas, personas, fauna y flora silvestre, así como la trata de personas, y; 3. Perseguir a las redes criminales. México y Estados Unidos buscarán desmantelar las redes financieras ilícitas de las OCTs y reducir la capacidad de beneficiarse de actividades ilegales, tanto en el ámbito transnacional como en el ciberespacio”.
Si estos objetivos suenan conocidos es porque son los mismos que se anotaron en el documento que creó la Iniciativa Mérida, el 22 de octubre de 2007: “México y EEUU establecerán como una prioridad combatir el poder y la impunidad de las organizaciones criminales y del narcotráfico, que amenazan la salud y la seguridad pública de sus ciudadanos, así como la estabilidad y la seguridad de la región (…) Nuestra meta común es maximizar la eficacia de nuestros esfuerzos en la lucha contra las organizaciones criminales así como para detener el narcotráfico (incluyendo el de precursores químicos); el tráfico de armas, las actividades financieras ilícitas, tráfico de divisas y de personas. La Iniciativa Mérida representa un nuevo y más intenso nivel de colaboración que marca el comienzo de una nueva etapa en nuestra cooperación bilateral que caracteriza la sólida relación que existe entre ambos países”.
¿Por qué debemos creer que ahora, con el Entendimiento Bicentenario, sí va en serio el combate contra las organizaciones criminales que desde 2007 se han vuelto más violentas, poderosas, ricas y diversificadas pese a la Iniciativa Mérida?
Un solo dato muestra cómo la Iniciativa no sirvió para darle estabilidad y seguridad a la región, por lo menos a la parte mexicana de la misma: en 2007 la tasa de homicidios en México fue de 8.12 llegando a 29 en 2018, tasa que se repitió en 2019 y 2020.
Ojalá mi escepticismo en torno al Entendimiento Bicentenario pruebe ser infundado. Tampoco creí alguna vez que de algo serviría la Iniciativa Mérida.
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