Por: Pascal Beltrán del Rio
Hace más de dos décadas que sucesivos gobiernos federales intentan frenar a los cárteles de la droga mediante su descabezamiento.
En ese lapso han caído presos o abatidos decenas de figuras del crimen organizado que ocupaban posiciones de mando en sus grupos.
Y si bien ningún gobierno debiera hacerse de la vista gorda respecto de algún capo, la detención o la muerte de esos líderes delictivos no ha traído por resultado el cese de las actividades criminales.
No sólo eso: el descabezamiento de los cárteles ha generado mayor violencia, pues los subalternos de los antiguos jefes han luchado entre sí por sustituirlos y han tenido menos escrúpulos para cometer delitos que afectan la vida cotidiana de la gente, como el secuestro y la extorsión.
Por supuesto, no es esa la única causa de la ola de sangre que se abate sobre el país desde 2004.
También han tenido su peso en ello la facilidad con la que los cárteles han importado armas de alto poder desde Estados Unidos y las alianzas que éstos han establecido con pandillas locales.
Aun así, debe decirse que la estrategia de descabezamiento no ha dado los resultados deseados.
La primera captura emblemática que produjo fue la de Juan García Ábrego, quien había heredado de su tío, Juan Nepomuceno Guerra, el control de la organización que luego sería conocida como Cártel del Golfo (CDG).
Juan N. Guerra, como lo llamaban, lideró durante medio siglo la actividad delictiva en el norte de Tamaulipas. Tras de su retiro, en los años 80, dejó a García Ábrego a cargo del negocio, pero éste fue detenido en 1996 y deportado a Estados Unidos aprovechando que era ciudadano de ese país.
Tras caer García Ábrego en prisión, se abrió abruptamente una lucha por la sucesión en la cúpula del cártel. Tres hombres creyeron tener los méritos para liderarlo: Osiel Cárdenas Guillén, Salvador Gómez Herrera y Hugo Baldomero Medina. Los dos primeros se aliaron contra el tercero, quien, después de un atentado fallido, optó por replegarse.
Posteriormente, al surgir diferencias entre El Chava Gómez y Osiel, éste ordenó la ejecución de aquél y de sus colaboradores, y se quedó al frente de la organización. Era junio de 1998.
Clave en la operación de Osiel contra sus rivales internos fue Arturo Guzmán Decena, fundador de Los Zetas. Formado por militares desertores, este grupo vendía protección en la frontera tamaulipeca, hasta que se asociaron con el Cártel del Golfo.
Juntos, Los Zetas y el CDG crearon una fuerza temible en toda la costa del Golfo de México, mediante una alianza que sobrevivió a la muerte de Guzmán Decena, pero comenzó a resquebrajarse tras de la detención y extradición de Osiel.
Igual que sucedió con la caída de García Ábrego, la sucesión en el CDG fue disputada por tres personajes: Ezequiel Cárdenas Guillén, alias Tony Tormenta; Samuel Flores Borrego, El Metro 3, y Jorge Eduardo Costilla, El Coss.
En enero de 2010, los dos últimos mandaron asesinar a uno de los subalternos de Los Zetas, conocido como El Concord 3, lo cual desató una guerra abierta entre ambas organizaciones.
Luego, en noviembre, Tony Tormenta fue abatido por marinos en Matamoros. Y en septiembre de 2011 fue asesinado El Metro 3, en Reynosa. En ambos hechos se vio la mano de El Coss, quien a su vez sería detenido un año después.
Desde entonces diferentes personajes han intentado hacerse del control del territorio sobre el que mandó sin rivalidad Juan N. Guerra.
Todos lo han logrado de manera efímera, como Mario Vázquez Treviño, El Pelón, aprehendido en agosto de 2013, y Juan Manuel Loisa Salinas, El Comandante Toro o Metro 42, abatido hace unos días.
Ahora luchan a sangre y fuego por la plaza de Reynosa dos subalternos de éste, Petronilo Moreno Flores, Comandante Panilo o Metro 70, y Jesús García, El Güero Jessi (de quien existe la versión de que fue detenido por fuerzas federales el miércoles).
Ante la actual disputa por hacerse de lo que resta del CDG, no queda claro si con provocar que los cárteles se fragmenten o con dejar que eso ocurra, regrese un día la paz a las calles de México.
Es una duda que aplica también para la organización delincuencial de la otra costa, el Cártel del Pacífico, luego de la detención de dos de sus tres principales figuras, Joaquín El Chapo Guzmán y Dámaso López Núñez, El Licenciado. Información Excelsior.com.mx