Kinchil, Yuc., 13 de mayo.- Uf, por poco y no la cuenta una pareja de fumigadores, quienes volcaron sabroso con el vehículo en el que iban a bordo sobre el tramo federal Kinchil-Celestún.
El guamazo se debió a que el guiador identificado como Jorge Armando Can Ku, de 26 años, se orilló mucho a su derecha, y la gravilla suelta le habría hecho “morder” el borde, y al volantear el auto Aveo habría quedado sin control hasta dar varias volteretas, tras salirse del camino y quedar volcado dentro de la maleza poco antes de las 11 de la mañana. Incluso el automóvil quedó montado en un tronco, de puro milagro no se ensartó en medio del vehículo destrozado. Solo porque ambos ocupantes traían bien, puesto el cinturón de seguridad, resultaron apenas con una cortada en sus dedos.
El piloto y la mujer de nombre María José Poot Pech, de 22 años (copiloto); son de Pensiones de Mérida y San Lorenzo, Umán, respectivamente resultaron apenas con heridas cortantes en dedos.
La pareja que labora en conocida empresa de fumigaciones no pudieron cumplir con su itinerario, y fueron valorados por los Técnicos en Urgencias Médicas de la SSP, sin embargo no ameritaron su traslado a un nosocomio.
Asimismo, a la altura del ‘kilo’ 55+500 arribaron al lugar elementos de la Policía Municipal y de la Secretaría de Seguridad Pública que tomaron conocimiento, hasta eso hecharon la mano para sacar los papeles de la aseguradora y posteriormente una grúa levantaría y remolcaría al auto que quedó severamente dañado. No sin antes esperar la llegada de los oficiales de la Guardia Nacional para deslindar responsabilidades.
En este trecho solo en este año han ocurrido sinfín de percances, no sólo por el mencionado problema de la gravilla suelta, sino porque además se trata de un tramo angosto y en partes el borde de la carpeta asfáltica es de varios centímetros alta.
Par-Tiida al monte
Apenas ayer por la tarde otro conductor que bajaba del municipio costero, fue víctima de esta vía de “la mala suerte”, al orillarse y perder el control de su Nissan Tiida a la altura del kilómetro 67. El turista no le quedó de otra que hablar al seguro de su nave, pues solo se llevó menudo susto. Eso sí su vehículo se llevó sus buenos daños por la cola.