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Por Enrique Aranda
No acaba de cerrar los frentes abiertos con empresarios (nacionales y extranjeros) por la cancelación de las obras del Aeropuerto Internacional de México que, ahora, debió autorizar se reiniciaran, o con jueces y magistrados del Poder Judicial, con motivo de la negada pretensión de imponer la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos —ahora, por cierto, en suspenso— cuando el nuevo gobierno abrió ya otro, igual o más peligroso y plagado de riesgos que los anteriores, con las universidades públicas.
Más peligroso, porque si bien es cierto que no pocos titulares de las instituciones públicas de educación superior disfrutan de altísimos salarios y prestaciones excesivas que, a la vista de la política de “austeridad republicana” del régimen entrante debieran derogarse y/o moderarse, al menos, también lo es que en no pocas de aquellas, la precariedad de recursos ha sido una constante y que, incluso, en, al menos, una decena —las autónomas de Sinaloa, Tabasco, Michoacán y Veracruz, incluídas— se encuentran en situación de franca quiebra financiera.
Y, plagado de riesgos en razón de que, amén de involucrar a toda suerte de instituciones de educación superior, las más prestigiadas o representativas incluidas, involucra también a sus rijosos sindicatos que, en su papel de representantes de miles de trabajadores académicos y/o administrativos, más de una ocasión han dado muestra de su capacidad para colocar prácticamente “de cabeza” igual a gobiernos estatales que al federal.
Tan temeraria fue la apuesta del lopezobradorismo que, a escasas 48 horas después de oficializada la presentación de la polémica propuesta por parte del titular de Hacienda, Carlos Urzúa, fue el propio Presidente (Andrés Manuel López Obrador), el mismo que horas antes había desestimado de manera pública el reclamo de rectores y trabajadores universitarios, quien debió salir a reconocer que “se cometió un error…” que ponía en entredicho el compromiso adoptado con la ANUIES de que no se reduciría el presupuesto y que “si no aumentaba, iba a ser el mismo que en 2018 más inflación”. Eso fue lo ofrecido y eso es lo que se va a cumplir… “Vamos a rectificar porque no podemos aferrarnos”, planteó en Hidalgo.
Sin embargo, huelga decir que al margen de la positiva decisión anunciada en las primeras horas de la tarde de ayer, a nadie en los espacios universitarios de decisión o de las organizaciones de sus trabajadores, quedó duda de que éste fue un primer escarceo de muchos que habrán de darse con la naciente administración sexenal “por el control de las instituciones y del alumnado”, particularmente, a medida que inicien operaciones el centenar de centros de enseñanza que ésta prevé construir y que, al paso del tiempo, tenderán a convertirse en centros de adoctrinamiento y/o ideologización de jóvenes… como en su momento lo fueron las (fracasadas) unidades que en la Ciudad de México promovió el entonces jefe de Gobierno.
Podríamos pues decir que “las cartas están (ya) sobre la mesa”.
ASTERISCOS
*Ahora sí que, ¡de película!, el lamentable episodio en que se vio involucrada la esposa del gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, la señora Martha Lilia López Aguilera, quien, al salir del Hospital del Niño de Villahermosa, al que asistió para visitar a un nieto, fue retenida por trabajadores del sector salud estatal que exigían el pago de quincenas y prestaciones atrasadas, como condición para liberarla.
*Es ya un hecho que junto con el nuevo director general del Infonavit, Carlos Martínez Velázquez, llegan también a esta dependencia algunas personas directa o indirectamente vinculados con el gobierno del expresidente Felipe Calderón, el ex de Profeco, Bernardo Altamirano e Íñigo Lujambio, hijo del respetado exsecretario de Educación, Alonso Lujambio (qepd), de manera destacada.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política. Información Excelsior.com.mx
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