Por: Enrique Aranda
Si bien, a la vista su prefabricada composición en que 40% de sus integrantes son producto del tradicional dedazo, el resultado a esperar era más que predecible, a más de uno llamó la atención el que, en su primera sesión del complicado 2017, el pleno (del Circo, perdón), de la Constituyente capitalina validara la eutanasia como un “derecho” y, en contraste, rechazara incluir en el nuevo ordenamiento el explícito reconocimiento de la vida como el primero y fundamental de todos los derechos.
Ello, claro, sin dejar de reconocer que si bien perredistas y morenos pudieron conformar la mayoría necesaria para aprobar lo uno y rechazar lo otro, ello obedeció más al indirecto apoyo recibido de priistas, como la impresentable Cynthia López Castro o, por ejemplo, de un tercio de panistas —Roberto Gil Zuarth, Mariana Gómez del Campo y Federico Döring— que, sabedores de la importancia de los artículos a discutir, simple y sencillamente “brillaron por su ausencia” al momento de realizarse la votación, que a su particular fuerza argumentativa… como evidencia el que el cuestionado artículo 11 del documento en proceso se haya aprobado con sólo 57 votos, uno más de los estrictamente necesarios para ello.
¿Ganó la muerte entonces y perdió la vida? Sí y no.
Sí, porque a nadie escapa que de entrar en vigor, finalmente, el ordenamiento que garantiza el derecho a “tener una muerte digna”, como se aprobó el miércoles, se estará oficializando la posibilidad de atentar contra la propia vida, y no, porque este mismo día constituyentes de Acción Nacional, el Revolucionario Institucional, Verde Ecologista de México y Encuentro Social volverán a cargar en favor de incluir la garantía del derecho a la vida en el artículo 14 de la denominada Carta de Derechos y, adicionalmente, porque la aceptación de la eutanasia es, en sí misma, impugnable por vía de una controversia constitucional, dado que contradice lo dispuesto sobre el punto en la Ley General de Salud, de orden federal… “aunque, claro, ello supondría poner el asunto en manos de la Suprema Corte, donde (independientemente del aval que pudieran recibir de sectores y de un número importante de ciudadanos) estos temas carecen de apoyo”.
Y todo, amén de que durante la misma sesión se logró poner coto a múltiples excesos incluidos en el propio artículo 11 de la Carta Magna en proceso de elaboración que, por otra parte, cada vez parece más complicado pueda estar lista para ser publicada en el marco de los festejos del Centenario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el próximo 5 de febrero, como se previó en la reforma política que le dio origen y, valga destacar, como calcularon quienes desde siempre la vieron como el mejor instrumento para catapultar una eventual candidatura presidencial del cuestionado jefe de Gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera…
ASTERISCOS
*Amén del reclamo para que quienes así lo deseen expresen su sentir sobre el gasolinazo, “pero siempre de manera ordenada y en el marco de la ley…”, a no pocos llamó la atención el exhorto que al Ejecutivo, al Congreso y al Poder Judicial federales, así como a órganos autónomos y a los sectores e instancias que operan con recursos públicos, hiciera la fracción senatorial priista que lidera Emilio Gamboa Patrón para que, “a la brevedad, presenten medidas de austeridad a asumir”. Bien…
*Si bien la apuesta de panistas y perredistas, de sus dirigentes (el indefinido) Ricardo Anaya Cortés y Alejandra Barrales Magdaleno en particular, era que apenas comenzar el año pudiera darse por segura su eventual alianza de cara a la elección de junio venidero en el Estado de México, lo cierto es que la misma, como los cangrejos, más que avanzar parece alejarse cada vez más…
Veámonos el domingo, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP
Fuente. Excelsior.com.mx