Por Ángel Verdugo
Dejemos pues a aquél con la conducta típica del que pretende defender lo indefendible, y veamos un aspecto que a la fecha parece haber pasado inadvertido en lo que se refiere a la gobernación, no obstante haber transcurrido ya cinco semanas del gobierno actual. Dicho aspecto tiene que ver con lo que debe ser gobernar, y llevar a cabo una gobernación responsable e inteligente.
La gobernación (de no estar de acuerdo con este vocablo, podría usted usar gobernanza) es un concepto, hasta donde sé, que no tiene a la fecha una definición precisa e inobjetable la cual, a todos dejaría satisfechos. Sin embargo, es posible tomar ciertos elementos que la componen, los cuales concentrarían lo fundamental de lo que sería una gobernación responsable e inteligente para no entrar en una polémica que a nada conduciría.
Los elementos que me parecen centrales serían, primero, lo que tiene que ver con la ley, el Estado de derecho y todo lo que implica (entre otros, respeto pleno de los derechos de propiedad y el contenido de los contratos, y hacer respetar la ley por todos sin distingo alguno, así como la permanente actualización del andamiaje jurídico con una visión de futuro); segundo, tomar decisiones con miras a elevar el crecimiento económico para lograr crecer a tasas elevadas durante periodos prolongados y así, elevar la calidad de vida de la población, reducir los niveles de pobreza y marginación, y no otorgar falsos beneficios sociales que casi siempre son financiados con deuda, para mantener y fortalecer la salud de las finanzas públicas y tercero, tomar decisiones que contribuyan a generar un ambiente de confianza que dé por resultado, no sólo un buen ambiente para los negocios sino también una convivencia civilizada y de respeto entre los gobernados, sin violencia e inseguridad y combatiendo la impunidad.
¿Quién se opondría a estos elementos? ¿Un loco, o un autócrata que al final sería casi lo mismo? ¿El nostálgico de un pasado inventado con el cual soportaría su oferta demagógica para generar, única y exclusivamente clientelas políticas, y así controlar de manera unipersonal los tres poderes y perpetuarse en el poder?
Sin duda hay muchos otros elementos que conformarían una gobernación responsable e inteligente los cuales, al margen de las diferencias de opinión que pudiéremos tener, deberían estar determinados en mucho por las especificidades del país para el cual se piensa llevar a cabo esa gobernación.
Si estuviéremos de acuerdo con los tres elementos arriba señalados le pediría entonces, que los tomare como parámetros para analizar lo visto estas cinco semanas de la presente administración. La idea de este análisis no sería otra que concluir si, con lo visto y padecido a la fecha, sería posible afirmar que el país es conducido con una gobernación responsable e inteligente.
Es más, le pediría que respondiere otra pregunta relacionada también con la gobernación: ¿podríamos afirmar que lo visto a la fecha, significa real y efectivamente gobernar? ¿Lo afirmaría usted, sin dudar? ¿Le parece que así es como debe gobernarse México, en las presentes y futuras condiciones? ¿Así, con este gobernante al timón y con esos modos, llegaremos a buen puerto?
Ante lo visto y padecido, quizás desde el 1 de julio del año 2018 —poco más de seis meses ya—, y de estar usted en condiciones de hacerlo y posiblemente ser escuchado por el gobernante, ¿se atrevería usted a decirle que todo va bien, que conduce el barco con serenidad, prudencia e inteligencia y visión de futuro?
Dada la eventualidad de que considerare no decirle lo anterior por razones de índole diversa, ¿qué le diría entonces? ¿Acaso le plantearía que se modere, que corrija un buen número de decisiones erradas y dañinas para el país? ¿O se atrevería a pedirle, de una vez, que despida de inmediato a Ebrard, Jiménez, Márquez, Sánchez, Romero, Bartlett, Nahle, Durazo y Torruco y, ya entrados en gastos, a todo el gabinete?
¿Qué le parece esto último?
Información Excelsior.com.mx