SAN SEBASTIÁN.
El actor, director y productor de cine Antonio Banderas dijo, al recoger el Premio Nacional de Cinematografía, que espera que “tras 37 años de carrera” su trabajo “le haya sido útil a alguien”.
A algún actor, a alguien a quien arranqué una sonrisa, útil a quienes se rieron conmigo, y útil a mi tierra”, externó cuando recibió el galardón en el marco del 65 Festival de San Sebastián y cuya dotación —30 mil euros (unos 35 mil dólares)— donará a la Escuela Superior de Artes Escénicas de su natal Málaga.
Mi carrera podrá tener sentido cuando acabe, es decir, cuando me muera”, enfatizó y precisó que aún le quedan “muchas historias que contar y muchas orejas que cortar”.
Banderas (Málaga, 1960) pronunció un discurso ligero, cargado de humor, que sacó escrito de su bolsillo. Una a una, desgranó las palabras que definen el galardón, deteniéndose en la del medio, “nacional”, la clave de que el premio suene “serio, contundente e institucional”.
Viví los últimos rescoldos del autoritarismo y los primeros de libertad y sí, sigo creyendo en ese proyecto común, no puedo evitar quererlo”, señaló.
En ese sentido, apuntó que uno de los retos de España “es su maravillosa imperfección, y también su maravillosa capacidad de sobreponerse”.
“Considero, valoro y aprecio la nomenclatura que define a este premio como ‘nacional’”.
También se refirió al término “cinematografía”, lo que a él le toca “el corazón” y a otros “les toca otras partes menos nobles”.
“No me gusta lo de hablar de mi carrera, yo he hecho de todo, en todos los géneros, porque creo que ésa es la misión de un actor, y lo hecho a través de la mirada de directores distintos. El cine tiene un alma propia, rebelde, que puede ser usada por todos aquellos que tengan algo que decir”.
Dejó el humor para explicar que los mejores premios son “los inesperados” y recordó cómo el cielo gris de Londres —donde reside— se volvió tan luminoso como el de Málaga cuando le dijeron que sería el premiado, hasta se le quitó el dolor de espalda.
Los premios son un gran estímulo, intelectual y físico, así que gracias”, agregó.
El director Carlos Saura, que habló de su amigo con afecto, aseguró que “se va a hacer” la película en la que Banderas será el pintor Pablo Picasso; un proyecto largamente acariciado, que por fin ve la luz.
Banderas se desplazó desde Sudáfrica donde estaba trabajando, hasta San Sebastián, para recoger el premio que, tradicionalmente entrega el ministro de Cultura español, Íñigo Méndez de Vigo, durante San Sebastián. Un festival en el que Banderas presentó su primera película, Laberinto de pasiones (1982), de Pedro Almodóvar, con quien también rodó Matador (1985), La ley del deseo (1986), Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), Átame (1989), La piel que habito (2011) y Los amantes pasajeros (2013).
Nominado a tres Globos de Oro y a cuatro premios Goya del cine español, el actor se llevó el Goya de Honor en 2015, tras triunfar en todo el mundo con películas como Filadelfia (1993), Entrevista con el vampiro (1994), Evita (1996) y La máscara del zorro (1998). Aunque también se ha sentado en la silla de director, ha triunfado en Broadway y ahora está centrado en aprender diseño de ropa en Londres. Información Excelsior.com.mx