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El COVID-19 llegó a cambiar la vida de millones de personas alrededor del mundo y los estragos después de padecer esta enfermedad pueden ser muy serios, así lo confirmó Mal Martin, un hombre británico que actualmente sufre las consecuencias.
El coronavirus apareció en el mundo a finales del 2019, pero no fue hasta los primeros meses del 2020 que el mundo entero comprobó su existencia y las consecuencias de la misma, como Mal Martin, un hombre de 58 años que -después de unos días de sentirse mal- ingresó al hospital en marzo pasado y estuvo 61 días conectado a un respirador artificial.
“Mi esposa y mis hijos vinieron a despedirse (antes de ser inducido a coma) y eso realmente me afectó”, reconoció Martin, quien tras varios meses pudo recuperarse pese a que le dieron nulas posibilidades de sobrevivir.
Mal aseguró que perdió la vista del ojo derecho de forma permanente, además de que le amputaron el pulgar izquierdo, el dedo índice, mediano y -próximamente- el pulgar derecho.
Sin embargo, esas consecuencias no fueron las únicas que su cuerpo resintió. “Mis riñones solo funcionan al 12% en este momento y es realmente horrible. Necesito hacer diálisis durante el resto de mi vida o un transplante de riñón”, reconoció Martin, quien también mencionó que tiene mareos y no puede incluso caminar mucho.
“Es una enfermedad horrible, horrible de contraer y creo que, si pudiera tener algún deseo, sería que todo desapareciera”, dijo Martin, quien se ha recuperado en su casa desde el mes de julio y que aún se sorprende de que la gente no entienda lo que significa esta enfermedad.
Con información de BBC
