Por: Félix Cortés Camarillo
Oh, so this is Jesus Christ, I am really quite suprised.
You look so small
Not a king at all.
We all know that you are news
But are you king? King of jews?
Pilatos en Jesus Christ Superstar.
Esas crónicas periodísticas del paso de Jesús por su tierra que son los evangelios, coinciden casi al detalle. A la hora sexta en la víspera de la festividad del sábado cayó sobre la tierra de los judíos una tiniebla impresionante que duró hasta la hora nona. Colgando de la cruz, Jesús dijo: “Eloi, Eloi, lama sabajteni”, que quiere decir: Señor, Señor, ¿por qué me has abandonado? Momentos depués, tras gritar: “en tus manos encomiendo mi espíritu”, el Nazareno expiró. Luego las versiones difieren. Si José de Arimatea se llevó el cuerpo y si un ángel removió la roca que cubría el sepulcro o si los soldados fueron sobornados por los sacerdotes para que afirmaran que los apóstoles se habían robado el cadáver para dar pie a la leyenda de la resurrección.
Sea como fuere, lo cierto es que hoy es la más importante fecha para la cristiandad del mundo y que el recuento está forrado por la duda. Si eres el hijo de Dios, libérate de la cruz, se le dice; sobre su cabeza un letrero burlón le llama Jesús de Nazareth, rey de los judíos. Todo gira en torno a la crisis de identidad, como en toda la obra de Shakespeare: ¿es cada quien lo que dice ser? Pedro ha de negarlo, sus discípulos a la clandestinidad. Nada de lo que había aquí existe más. Ni siquiera el cuerpo del Mesías.
Parece un mensaje al futuro, dentro de dos mil años.
PILÓN.— “Una tremenda diferencia”, dijo ayer Donald Trump a los periodistas que iban a encontrar si comparaban lo hecho durante las últimas semanas con lo hecho en los ocho años anteriores en los que Barack Obama estuvo al frente del país más poderoso del mundo. Una tremenda diferencia, efectivamente; a Obama nunca se le ocurrió lanzar en contra de nadie la bomba GBU-43 que había sido solamente explotada en secretos campos de pruebas. Las imágenes dadas a conocer por el gobierno de Estados Unidos son elocuentes; el artefacto mide ocho metros de largo por uno de diámetro y pesa diez toneladas. Se trata de la más letal bomba que hay en Norteamérica antes de la bomba atómica. Sobre su lomo se leen cuatro letras, MOAB, las iniciales en inglés de Madre de Todas las Bombas. Se lanzó ayer sobre la provincia oriental de Nangahar, en Afganistán. La inteligencia norteamericana supone que ahí se escondían, en túneles y cuevas, importantes efectivos del Estado Islámico. El gobierno afirma que se tomaron las precauciones necesarias para que no hubiera civiles muertos ni daños colaterales; hasta el momento de escribir estas líneas no hay reporte de las consecuencias, ni probablemente las haya confiables en poco tiempo.
Yo sí puedo aventurar daños colaterales. Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia han vuelto a la normalidad. La normalidad de la sospecha mutua, la de la desconfianza y el espionaje, la de la intimidación y la amenaza velada. Vamos, una guerra fría chiquita. Una guerra tibia, si se quiere. Por lo pronto, los fanfarrones rusos ya dijeron que ellos tienen entonces al padre de todas las bombas.
Y allá vamos.
Información Excelsior.com.mx