Por Leo Zuckermann
Por tramposos, el Instituto Nacional Electoral negará el registro como candidatos presidenciales independientes a Jaime Rodríguez El Bronco y Armando Ríos Piter El Jaguar a pesar de haber recolectado más de las 866 mil firmas requeridas para aparecer en la boleta. Sólo Margarita Zavala obtendrá el registro y por un pelito. Varias cosas pueden decirse sobre este resultado.
Primero, que los partidos se salieron con la suya. Efectivamente establecieron requisitos prácticamente imposibles de cumplir para aparecer en la boleta presidencial. De 48 ciudadanos que se inscribieron, sólo una logró cruzar la meta de firmas válidas con el uno por ciento del padrón en por lo menos 17 estados. El monopolio de los partidos para elegir a nuestros gobernantes se comportó como tal, es decir, protegiendo su monopolio imponiendo barreras muy altas, prácticamente imposibles de superar, para nuevos entrantes en la competencia.
Siendo el proceso tan difícil de lograr, por lo menos dos de los aspirantes independientes acabaron comportándose igual que los partidos, es decir, tratando de ganar con trampas.
El Bronco y El Jaguar quisieron hacerse pasar por algo diferente y acabaron siendo algo común y corriente: embusteros de la política. Vaya decepción.
El reporte del INE sobre las firmas no deja dudas al respecto. Hay errores que parecen de buena fe (por ejemplo, que un elector haya sido dado de baja por el Registro Federal Electoral) y otros, francamente fraudulentos. De todas las firmas que presentó Jaime Rodríguez (más de dos millones), casi el 8% fue simulaciones (158 mil). Pero el que se voló la barda fue Ríos Piter: casi el 46% de las firmas presentadas a la autoridad electoral resultaron simulaciones, más de 800 mil firmas fingidas. Vale la pena destacar que Margarita prácticamente no presentó simulaciones (sólo 432 de más de un millón y medio). En fin, que quisieron aparecer como algo diferente al corrupto sistema de partidos y acabaron siendo igual o peor que ellos. ¿Cómo llegaron a esta situación?
Presiento que cayeron en la misma trampa en la que los partidos han tropezado desde hace mucho tiempo: el canto de l a sirenas de los “operadores electorales de tierra”. Bribones que prometen el oro y el moro a los candidatos a cambio de mucho dinero. Estafadores que dizque cuentan con una “tecnología probada” para conseguir votos. No me sorprendería que tanto
El Bronco como El Jaguar hayan contratado los servicios de estos operadores, quienes les habrían ofrecido las firmas a cambio de una buena suma de dinero. Y, como suele suceder en estos casos, los dejaron colgados de la brocha.
Decía un viejo operador electoral del PRI, que llegó a ser gobernador de su estado, que “elección que no deja rancho no es elección”. Y se reía sin ningún pudor. Efectivamente, los susodichos “operadores” se quedan con la gran cantidad del dinero que reciben. Si su candidato gana, presumen de la gran “operación” que llevaron a cabo. Si el candidato pierde, pues no hay manera de reclamarles por haber incumplido con sus promesas. Ellos ya tienen “su rancho”.
¿Dónde quedaron, por ejemplo, los cientos de millones de pesos que dizque llegaron a la campaña de Francisco Labastida en 2000 vía Pemex? ¿O los múltiples desvíos de la Estafa Maestra o de la Sedesol o de la Sedatu este sexenio que presumiblemente habrían acabado en campañas del PRI que luego perdió este partido? ¿Cuánto de ese dinero se quedaron los “operadores”?
A Rodríguez y Ríos Piter habría que preguntarles cuánto dinero pagaron por conseguir firmas que resultaron fraudulentas. ¿A quién se lo dieron? ¿Quiénes fueron los que se enriquecieron a sus costillas?
En este asunto, por cierto, hay que felicitar al INE por haber hecho bien su chamba. Ellos están para aplicar la ley y eso hicieron. No se tentaron el corazón por razones de corrección política. Fraude es fraude y punto. Con el mismo criterio y determinación deberán juzgar a los candidatos partidistas.
Para terminar, decir que no todos los candidatos independientes resultaron ser una decepción por tramposos. De los presidenciales, Margarita logró el registro. Pero hay otros 47 ciudadanos que aparecerán en distintas boletas al haber recabado el número de firmas válidas en otros puestos de elección popular con muchos menos errores, inconsistencias y simulaciones que los presidenciales. El más limpio de todos, Pedro Kumamoto, candidato al Senado por Jalisco, quien logró que el INE le validara más del 95% de las firmas que presentó. Esos casos son los que dan esperanza sobre el valor de los candidatos independientes en una democracia monopolizada por los partidos.
Twitter: @leozuckermann
Información Excelsior.com.mx