Por Enrique Aranda
Si bien la decisión de convertir el actual Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) en una suerte de organismo policial orientado, en exclusiva, a aportar información útil en la lucha contra el crimen organizado, se mantiene inamovible; es por demás evidente que la propuesta no goza de aceptación en los ámbitos más serios y especializados en la materia del lopezobradorismo y que, en consecuencia, podría ser objeto —como otras más ventiladas en campaña— de una revisión a fondo…
El argumento de quienes impulsan la referida revisión, y que gana cada vez más fuerza en el entorno de la futura titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y del propio Alfonso Durazo, nominado a encabezar la nueva Secretaría de Seguridad Pública, es que, si bien es incuestionable que México, el gobierno federal, está urgido de dar pasos hacia la constitución de un cuerpo especializado que permita afianzar la seguridad pública, también lo es que “la seguridad nacional, de Estado, es otra cosa…”, y que sacrificar ésta en aras de aquella podría constituirse en un gravísimo error de la próxima administración sexenal.
Desaparecer el Cisen, insisten quienes intentan convencer al futuro jefe del Ejecutivo de revisar tal decisión, implicaría revertir años de investigación y seguimiento de circunstancias y/o actores concretos que, en un momento determinado, han constituido o podrían llegar a erigirse en un riesgo para la gobernabilidad o, peor, para la seguridad nacional, de la democracia o de las instituciones del Estado.
Sin embargo, aceptan, es verdad que igual en la actualidad que en múltiples momentos de la historia (política) reciente del país, el cuestionado y siempre polémico organismo creado por el expresidente Carlos Salinas de Gortari ha dejado de lado su tarea central, la atención y salvaguarda de la seguridad nacional en concreto, para canalizar su mayor esfuerzo a lo que, no sin razón, el futuro presidente identifica como el más burdo espionaje de personalidades contrarias y/o molestas al régimen o, incluso, a su seguimiento —“hasta en el cine…”, ha dicho el tabasqueño— o, en el extremo, a intervenir las llamadas telefónicas de éstos.
No deberá pasar mucho tiempo, entonces, antes que podamos tener claro si, efectivamente, la anunciada mutación del Cisen en la denominada Agencia Nacional de Inteligencia (criminal) acaba restando más que sumar a la seguridad nacional o si, en contraste, refuerza buena parte de las tareas que en favor de esta última realizan el propio Centro y las agencias militares, de Sedena y Semar por ejemplo…
ASTERISCOS
* Mientras Acción Nacional se apresta a iniciar la puja por la sucesión del anayismo fracasado en su dirigencia, en la capital del país el impresentable cacique azul-mancerista, Jorge Romero, ya decidió que uno más de sus obsequiosos seguidores, Andrés Atayde, sea quien suceda al también romeroMauricio Tabe en la dirección regional. El cambio será en septiembre y, al más puro estilo, sin intervención (real) de la militancia…
* Otra vez, el nuncio apostólico Franco Coppola debió viajar a la eterna Roma, al Vaticano en particular, para atenderse de las secuelas del grave accidente automovilístico que le mantuvo lejos del país los primeros meses del año. La información disponible asegura que fue nuevamente intervenido y que, en el mejor de los casos, volverá a finales del mes que está por iniciar.
* Nada tersa está resultando la transición de gobierno en Veracruz, donde el exelbista y ahora ¿panista? Miguel Ángel Yunes Linares, en medio de un enrarecido ambiente legislativo, acabó imponiendo a su amigo Even Torres como fiscal carnal, perdón, anticorrupción, en tanto que su sucesor, el morenoCuitláhuac García, prometió ya a colectivos de familiares de desaparecidos enjuiciar al fiscal general, el también yunista Jorge Winckler .
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter:EnriqueArandaP
Información Excelsior.com.mx