Por Enrique Aranda
El montaje en que Andrés Manuel López Obrador y su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), convirtieron la primera consulta popular legalmente regulada derivó, como se previó, en un costoso fracaso que ahora, fiel a su costumbre, el gobierno intentará utilizar para responsabilizar a diversos opositores —el neoliberalismo “depredador”, la clase media aspiracionista, los “deshonestos” medios y más, mucho más— del nulo interés y escasa participación de la ciudadanía en el mismo.
Culpables, como siempre, no faltarán aunque, como desde semanas atrás se dejó ver, el objetivo prioritario de la campaña por venir no será otro que el Instituto Nacional Electoral (INE), cuya autonomía constitucional y pública resistencia a “someterse” al poder federal molesta a tal extremo al tabasqueño y afines que no dejarán pasar la oportunidad para exigir a la actual Legislatura su desaparición o, al menos, la supresión de sus prerrogativas y adhesión al Poder Judicial, a cargo del otrora respetable Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, o, peor aún, a la Florería de Bucareli, a cargo de Olga Sánchez Cordero.
No por una “feliz coincidencia”, ciertamente, el representante del partido del gobierno ante el instituto, Sergio Gutiérrez Luna, aprovechó la instalación de la sesión del Consejo General del instituto para arremeter contra el presidente Lorenzo Córdova Vianello y el consejero Ciro Murayama, acusándoles de sabotear la consulta cuando apenas comenzaba la instalación de casillas en muchas partes del país y de ser defensores “oficiosos” de los cinco expresidentes más recientes del país.
Horas después, las descalificaciones provendrían tanto del siempre genuflexo Mario Delgado Carrillo, quien formalizó el anuncio de que Morena promoverá la aprobación de cambios a la legislación que regula las consultas, como de su igualmente impresentable “segunda de a bordo” en el partido oficial, Citlalli Hernández; de la regenta Claudia Sheinbaum e incluso del propio López Obrador, que interrogado sobre el ejercicio aseguró que no opinaría porque “no estoy metido en eso”, cuando, 24 horas antes apenas, él mismo había llamado a la población a participar…
Tras el sonado fracaso de ayer, insistamos, el panorama apunta a la insistencia de definir alternativas para enjuiciar a los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto aunque, a fuerza de ser sinceros, hay que decir que la opción a la vista no es otra que la creación de una Comisión de la Verdad más que, como muchas otras que le han antecedido, estaría encaminada a constituirse en un instrumento propagandístico y político-electoral que poco o nada aporte a esclarecer el caso que le dio origen.
Convenzámonos entonces que, al margen del gasto millonario inútil a realizar, la multiplicación de montajes-distractores como el que nos ocupa, continuará siendo la pauta a seguir por el actual gobierno, independientemente el inútil y multimillonario gasto —526 millones de pesos en la fallida consulta dominical— que la organización y realización de los mismos implica.
Ahora sí que, perdón, la función debe continuar…
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política. Información Excelsior.com.mx