Por Enrique Aranda
Confundidos y en no pocos casos irritados, carentes de un liderazgo cupular que les aglutine y represente el interés de todos, el sector empresarial espera con mal disimulada expectación y temor, literal, la respuesta que este domingo dará Andrés Manuel López Obrador a su insistente reclamo de una estrategia conjunta para intentar minimizar las previsiblemente catastróficas consecuencias que para la economía del país y, más, para la planta productiva, dejará la pandemia del coronavirus.
Es tal la incertidumbre y la falta de claridad prevaleciente “sobre lo que viene…”, que aun cuando media docena de sus dirigentes —Luis Niño de Rivera, de la ABM; Antonio del Valle, del CMN, y el cada vez más cuestionado Carlos Salazar Lomelín, entre ellos— visitaron Palacio Nacional para insistir en sus propuestas, el número de quienes se aprestan a enfrentar “el peor de los escenarios” —el cierre de sus negocios, previo despido de todos sus trabajadores y su declaración de bancarrota— crece con el paso de las horas.
Y esto no sólo por la renuencia del Ejecutivo a asumir un paquete de medidas fiscales de apoyo al sector productivo que impliquen, tanto la cancelación del pago de impuestos, su reducción temporal o prórroga de plazos para su cumplimiento, sino, en esencia, por la explícita decisión del tabasqueño de beneficiar sólo a quienes menos tienen y no, a decir de él mismo, a los hombres de negocios acostumbrados a ganar y beneficiarse del favor de la autoridad, aun a costa del pueblo…
Y si desde un punto de vista estrictamente ideológico la expresión podría sonar aceptable, la misma, a fuerza de ser sinceros, carece de toda validez cuando, conforme a cifras oficiales, la economía de México, y de sus familias en consecuencia, depende en forma sustancial de miles y miles de pequeños y medianos negocios, empresas que, en conjunto, generan dos tercios del total del empleo formal remunerado y un aporte fundamental a las finanzas públicas, vía pago de impuestos o derechos.
A la vista esto entonces, no deberán ser las 48 próximas horas un periodo de tranquilidad ni estabilidad para el empresariado que, quiérase que no, enfrenta no sólo la crisis sanitaria, sino, más, la anunciada quiebra económica que amenaza arrasar con ellos y sus empresas…
ASTERISCOS
* Cada vez más, por cierto, los especialistas en telecomunicaciones y radiodifusión, la consultora CIU al frente que insisten en que, en aras de cuidar la actividad productiva y de servicios esenciales, el gobierno proceda, ya, a suspender el cobro del IEPS, la licitación de más espectro, el pago de derechos temporalmente y aplazar obligaciones regulatorias, entre otras cosas…
* Digno de mención, por su parte, la decisión del cabildo de Atizapán de Zaragoza, que lidera la alcaldesa Ruth Olvera, de reencauzar recursos del fondo fijo por 8.1 millones de pesos destinados a financiar sus actividades a un fondo especial de subsidios a necesitados a causa de la contingencia…
* Si bien su periodo como consejero del Instituto Nacional Electoral vence precisamente hoy, Marco Baños aprovechó la sesión del miércoles del INE para despedirse de sus iguales y, no sin ironía ciertamente, encargarles “seguir trabajando para que (él mismo) sea una institución autónoma”…
Veámonos el domingo, con otro asunto De naturaleza política. Información Excelsior.com.mx