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Por Ángel Verdugo
Los acontecimientos registrados en España con motivo del enfrentamiento entre el gobierno español de Mariano Rajoy, y el grupo de populistas acelerados que controla el gobierno (Como diría Salvador Camarena: Es un decir) de Cataluña —que más parecen estudiantes fósiles de un CCH peleando por la Presidencia de la Sociedad de Alumnos que políticos profesionales—, tiene para México varias enseñanzas las cuales, espero convencerlo de ello, no deberíamos desperdiciar.
No me refiero, obviamente, a la causa central del conflicto aquél, sino a una de las consecuencias más visibles y graves para la población catalana, al margen de la posición política que defiendan frente al diferendo entre los dos gobiernos.
Me refiero a la respuesta de no pocas empresas las cuales, por decisión de sus propietarios o accionistas —de tratarse de empresas que cotizan en la Bolsa—, de abandonar Cataluña donde, durante muchos años o decenios estuvo ubicado el domicilio fiscal de aquéllas.
¿Por qué abandonar Cataluña? ¿Qué razones debieron haber esgrimido los responsables de trasladar su domicilio fiscal a otras partes de España, fuera de Cataluña, para tomar tan importante decisión? ¿Qué vieron en esa región autonómica, que los llevó a tomar la decisión de abandonarla?
La respuesta podría sintetizarla en una frase muy sencilla: Le perdieron la confianza a Cataluña y a su gobierno.
Las empresas y los inversionistas que han tomado la decisión de poner sus recursos —todos o en parte— en un proyecto de inversión en un lugar específico de la geografía de un país buscan, antes que el retorno adecuado de su inversión —dado el nivel de riesgo tomado—, confianza en que las reglas bajo las cuales decidieron invertir serán respetadas por los distintos órdenes de gobierno.
De la misma manera, al invertir bajo un conjunto de leyes y reglamentos definidos, los inversionistas están confiando en que esas reglas se mantendrán en el tiempo y de modificarlas, siempre seria para bien; es decir, para estimular la inversión y la competencia, no para desalentar y/o ahuyentar la primera, y dificultar o impedir la segunda.
¿Qué vieron los responsables de la operación y administración de las empresas en los últimos meses en Cataluña, en lo que se refiere a la gobernación? Un cambio profundo que vendría, de concretarse, a cambiar radicalmente las reglas del juego bajo las cuales se asentaron en Cataluña y/o localizaron ahí, tanto su domicilio fiscal como parte o todas sus operaciones.
Dicho de otra manera, perdieron la confianza en la estabilidad bajo la cual habían venido operando dese el año 1978 cuando se aprobó la Constitución española vigente.
Hoy, ante el desprecio manifestado en las acciones y declaraciones de quienes han copado el gobierno autonómico de Cataluña por la estabilidad y la confianza, elementos principales que llevan a los inversionistas a tomar un riesgo en una u otra ciudad, no les ha quedado otra opción que relocalizar el domicilio fiscal de su empresa, con las consecuencias negativas para la hacienda catalana.
Regresemos ahora a México e imaginemos, por un momento, un gobierno encabezado por López y secuaces, y la estabilidad y confianza que espera todo inversionista; de la misma manera, piense en cómo sería un gobierno encabezado por un independiente.
Por eso afirmo que hoy, Cataluña y su gobierno de populistas irresponsables, tiene mucho que enseñarnos acerca de lo que no debe hacerse en la gobernación. Información Excelsior.com.mx