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El “…pueblo está feliz, feliz, feliz… La gente está contenta. Es que como México no hay dos”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 4 de marzo, al referirse a los resultados de la encuesta del Módulo Básico de Bienestar Autorreportado (Biare) que el INEGI difundió el 25 de agosto de 2023. En esta encuesta, realizada en julio de ese año, en una escala de 0 a 10, el 9.7% de las personas de 18 años y más dijeron estar insatisfechas (con calificaciones entre 0 y 4) o poco satisfechas con la vida (5 y 6), el 43.5% manifestó sentirse moderadamente satisfecho (7 y 8), y el 46.8% aseguró estar satisfecho (9 y 10).
Ahora bien, estar moderadamente satisfecho con la vida no significa, como lo aseguró AMLO, estar feliz o contento, sino encontrarse en un punto de equilibrio, donde no todo es perfecto, pero tampoco es un desastre total. Es reconocer que ciertos aspectos de la vida marchan adecuadamente y proporcionan cierta dosis de gozo y realización, pero también saber que hay aspectos que pueden mejorarse y áreas que dejan que desear. Esta visión no es ni excesivamente optimista ni pesimista, sino más bien realista, aceptando la dualidad de la experiencia humana, donde conviven el logro y la carencia, la felicidad y los desafíos. En suma, la moderada satisfacción es un reflejo de la complejidad de la vida, donde no todo es blanco o negro, como a veces Andrés Manuel parece ver la realidad, sino una gama de matices entre ambos.
Estar satisfecho con la vida es tener una valoración positiva y consciente de las propias circunstancias, reconociendo que la satisfacción vital no surge de la perfección o la ausencia de problemas, sino de un balance favorable, donde los aspectos gratificantes de la vida pesan más que las dificultades. Esto implica mirar más allá de las adversidades cotidianas y valorar lo que uno tiene, ya sea en términos de relaciones interpersonales, estabilidad laboral o bienestar emocional y físico. La satisfacción con la vida refleja un profundo sentido de gratitud y realización personal, evidenciando una alineación entre los deseos individuales y la realidad vivida. Se trata de un enfoque que subraya la importancia de la perspectiva y la actitud personal ante los cambios, transformaciones o vicisitudes de la vida.
Así las cosas, tenemos que poco menos de la mitad del pueblo “está feliz, feliz, feliz” y aparentemente no se inquieta mucho por la violencia, la incertidumbre económica, los sistemas de salud y educación fallidos, entre otras cosas; un porcentaje similar parece tener una actitud menos optimista, y casi el 10% de plano no es feliz.
Y es cierto que como México no hay dos, como lo aseguró AMLO, porque ningún país se parece a otro. También es cierto que hay 24 países en donde la gente es más feliz que en el nuestro, de acuerdo con el Reporte Mundial de la Felicidad 2024, difundido hace algunos días por la encuestadora global Gallup, la Red de Desarrollo de Soluciones Sustentables de la ONU y la Universidad de Oxford.
De entre 143 países, México quedó en el lugar 25, con una calificación de 6.678 puntos (de 10 posibles). Ligeramente debajo de Alemania (6.719) y Estados Unidos (6.725).
Los cinco más felices son Finlandia (7.741), Dinamarca (7.583), Islandia (7.525), Suecia (7.344) e Israel (7.341).
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Información Radio Fórmula