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La Guardia Nacional creada por Andrés Manuel López Obrador ya tiene su primer gran trofeo: Ovidio Guzmán.
Esta corporación de seguridad, que sustituyó a la policía federal erigida por Genaro García Luna, fue clave ayer en la detención del hijo del ‘Chapo’ Guzmán en Santa María, localidad de Culiacán, Sinaloa.
A diferencia de 2019, cuando se capturó por primera vez a este capo, conocido como ‘El Ratón’, esta vez el operativo no fue fallido ni irresponsable y negligente.
Claro, hubo muertes, robo masivo de autos, saqueos y caos, lo cual demuestra, horrorosamente, los alcances del crimen organizado, que es más poderoso que el Estado en numerosas partes del territorio nacional, pero hoy Ovidio Guzmán está tras las rejas.
En esta ocasión, lo sorprendente es que la captura fue realizada por el Ejército y la Guardia Nacional y no por la Marina, que era la dependencia que, hasta ahora, se había llevado toda la gloria en cuanto a grandes detenciones se refiere.
El Chapo y Caro Quintero, por ejemplo, fueron atrapados por la Marina, dependencia que recibe información exclusiva de la DEA, que no suele confiar en otros brazos de las fuerzas armadas mexicanas.
Ayer, sin embargo, la gloria se la llevaron el Ejército y la Guardia Nacional, quienes no sólo lograron capturar a Ovidio, sino que supieron contener y repeler la embestida militar del Cártel de Sinaloa.
Las imágenes fueron dramáticas: ataques desde helicópteros artillados, uso de aviones de combate, los cielos de Culiacán negros por el humo. Aviones comerciales baleados. El terror se apoderó de Sinaloa.
Pero el Estado mexicano al fin tuvo una victoria.
Esta fue, por muchas razones, la detención del sexenio.
Y hablando de García Luna: esta semana se entregaron en Estados Unidos más pruebas de su colusión con el Cártel de Sinaloa. Información Radio Fórmula