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Por Chismecito Político
La marcha en defensa del INE fue un éxito: aunque no fue la ‘madre de todas las marchas’ que sepultó al Poder Ejecutivo, como muchos detractores del obradorismo auguraban, sí superó las expectativas más realistas que se tenían. Y la Cuarta Transformación sí se puso nerviosa.
Se trató, sin lugar a dudas, de la manifestación contra el Gobierno más importante en lo que va del sexenio. Claro, quizá no superó en intensidad e indignación a las marchas masivas, encabezadas por la juventud estudiantil, que hubo durante el peñismo tras la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre del 2014.
Tampoco se equipara a las marchas y movilizaciones feministas, que tienen la causa más justa y necesaria de la actualidad, que se realizan cada marzo y 25 de noviembre.
Pero sí es la marcha opositora más relevante y más grande que se ha realizado en los últimos cuatro años. Más allá de los desvaríos de FRENA y de otros grupos de ultraderecha que han realizado movilizaciones contra el Gobierno antes, esta marcha, que juntó tanto a conservadores como grupos socialdemócratas y de centroizquierda, mostró el enojo de las clases medias, las cuales han sido abandonadas (e incluso insultadas) por la 4T.
Aunque hubo momentos reprobables, como actos aislados de clasismo y racismo, que es irracional y deprimente que sigan prevaleciendo en pleno 2022, la marcha mostró que la oposición, si le propone, puede meterle calambres al partido del presidente López Obrador.
La manifestación, que si somos realistas, no aglutinó a 12 mil personas, como trató de minimizar el obradorismo, ni tampoco juntó a más de 600 mil personas, como alegaron algunos opositores, sirvió para mostrar que en 2024 todavía no hay nada escrito. Sobre todo en la Ciudad de México (donde el cálculo más certero es que marcharon 100 mil personas) que ya le dio la espalda en 2021 al partido guinda. Y en menos de dos años el morenismo puede perder la capital.
Otro importante factor a tomar en cuenta, es que no sólo hubo protestas en la CDMX, sino también en distintas ciudades del país, donde hubo marchas masivas que incluso juntaron a miles de personas, como en Sinaloa, Nuevo León, Quintana Roo, Morelos, Puebla, Estado de México y Coahuila. Una coordinación poco vista antes. Y quizá hasta más relevante, si dejamos el chilangocentrismo de lado por un rato.
La reforma electoral tiene un serio riesgo de ser sepultada. Y en la 4T se prendieron alarmas. Todo el domingo fue un caso de contención de daños.
Falló la estrategia de AMLO
La movilización de ayer claro que puso nervioso al partido en el poder: el presidente AMLO perdió la narrativa, por más que, a diferencia de años anteriores, se la pasó compartiendo publicaciones sobre su festejo de cumpleaños y que, incluso, de manera inédita por primera vez posó con sus nietos.
Eso se sumó a una campaña de contención por parte de las huestes obradoristas en redes sociales, que se dedicaron a minimizar erróneamente la marcha, descalificarla y acusarla de ser un aquelarre de clasistas y racistas (lo cual, tristemente, fue cierto en algunos casos, aunque no fue la generalidad).
La estrategia del titular del Ejecutivo fracasó… y perdió la discusión. Perdió una batalla importante.
Y la reforma electoral se tambalea.
Lo bueno de la marcha
Esto fue lo mejor y más encomiable de la movilización a favor del árbitro electoral:
El discurso de José Woldenberg
La movilización pacifica de miles de personas en los estados del país
Se trata de la muestra de músculo más importante que ha dado la oposición
Es la marcha más grande en muchos años.
Muestra el abandono y agravio a las clases medias
Obligará a la 4T y a AMLO a reconsiderar su estrategia y no radicalizarse
Lo malo (horrible) de la marcha
No todo fue miel sobre hojuelas… y hubo momentos sumamente reprobables de la protesta.
El racismo de algunos de sus participantes; incluso agredieron a una reportera del Sol de México
El clasismo que ejercieron algunos manifestantes… ¿en serio, por qué siguen existiendo estas conductas atávicas?
Que políticos como Roberto Madrazo, Javier Lozano, Elba Esther, etcétera… se hayan tratado de colgar de una marcha ciudadana. Pueden hacer más mal que bien.
No cabe duda que la marcha de ayer marca un parteaguas en el gobierno de AMLO. Falta ver qué responde el presidente a la primera gran marcha en su contra en lo que va del sexenio. Seguro tratará de minimizarla… erróneamente. Porque sí causó nerviosismo.
Información Radio Fórmula