El abuso en el consumo produce los efectos deletéreos, alerta especialista
Mérida, Yucatán,.- El Dr. José Luis Góngora Alfaro, Profesor Investigador Titular del el Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la UADY, declaró que el cannabis o marihuana no puede ser considerado como una primera opción terapéutica de ninguna enfermedad, pues al contener más de 460 sustancias químicas expone al consumidor al riesgo de desarrollar trastornos mentales y físicos, o bien, la dependencia en su consumo. Advirtió que en medio de la “nueva moda” para legalizar el uso de la mariguana para el tratamiento de algunos padecimientos, es necesario recordar las graves consecuencias que podría acarrear el consumo de dicha planta sobre el organismo.
Señaló que un estudio realizado en 2015 en Alemania encontró que el 9% de las personas que fuman esta sustancia terminan desarrollando dependencia, cifra puede llegar hasta el 50% cuando el consumo es diario, lo que finalmente puede llegar al estado limítrofe de la adicción, en la que el uso compulsivo de la sustancia propicia conductas que pueden ser socialmente inaceptables. La investigación antes mencionada refiere también que el 17% de los que inician el consumo de cannabis durante la adolescencia se vuelven dependientes a esta droga, aumentando el riesgo de padecer trastornos de tipo físico y mental. “La dependencia en jóvenes es alarmante, sobre todo porque se trata de una etapa crítica del neurodesarrollo, donde el cerebro se está apenas moldeando para transitar del pensamiento infantil al adulto y donde también se comienzan a dar los primeros pasos de libertad psíquica y emocional, es decir, el cerebro es más vulnerable a factores y cambios negativos”, sostuvo.
En entrevista, el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores, advirtió que dado lo anterior, es probable que el consumo de la sustancia termine en una ingesta mayor. “El abuso en el consumo de cannabis produce los efectos deletéreos”, recalcó.
Refirió que es importante advertir la diferencia entre la dependencia y adición; en el primer caso, un dependiente tiene un síndrome de abstinencia cuando suspende la sustancia. Tal es el caso de las personas que beben muchas tazas de café al día y que al suspenderlo pueden experimentar un fuerte dolor de cabeza y malestar general; sin embargo, esto no es grave ya que el café no es nocivo. Sin embargo, en el caso de cannabis, cuando la persona empieza a delinquir o romper normas sociales por adquirir la sustancia ya no solo es dependiente sino adicto. El peligro radica en que la adicción podría desbordar hacia conductas de violencia, omisión de responsabilidades o transgresión de reglas sociales, entre otros, dijo.
Las personas que proponen que se legalice el cannabis con fines terapéuticos también deben saber que consumirla en forma de cigarrillos no es la mejor opción pues se exponen al mismo riesgo de desarrollar cáncer pulmonar que un fumador de tabaco, apuntó. Cuando se fuma marihuana, no solo se consume el tetrahidrocannabinol (THC) que es una de las sustancias con acción terapéutica conocida, sino también las restantes 460 sustancias químicas de efectos desconocidos, por lo que esta vía de administración no es una opción segura para algún tipo de tratamiento.
Sin embargo, citó que hay trabajos científicos que indican que cuando el THC se purifica y se convierte en cápsulas para administrar dosis precisas de acuerdo a la enfermedad y las características propias de cada paciente, si puede tener beneficios con menores riesgos.
Pero, al igual que otros fármacos que proceden de plantas, estos beneficios van a depender de la condición clínica que tenga cada paciente, agregó.
Por ejemplo, el THC es eficaz para reducir las náuseas y vómitos causados por la quimioterapia del cáncer, uso que fue aprobado desde 1985 en los EEUU por la Drug and Food Administration, órgano encargado de certificar la eficacia y seguridad de nuevos medicamentos para su venta al público. Sin embargo, en este momento hay otros dos grupos de fármacos más seguros y eficaces para el control de estos malestares, por lo que el THC se considera como la tercera opción. Por lo tanto, reiteró, solo se justifica su uso cuando los dos primeros no produzcan efectos positivos.
En ese sentido, consideró que cada profesional en salud debe elegir el mejor tratamiento que produzca el máximo beneficio con el menor riesgo al paciente.
Añadió que algunos estudios están demostrando que cannabis podría ser útil para aliviar los síntomas de algunos trastornos neurodegenerativos, como la esclerosis lateral amiotrófica, y el dolor neuropático que puede presentarse en pacientes con diabetes o con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Aunque se ha propuesto el uso de THC para el tratamiento del glaucoma (aumento de la presión dentro del ojo), los estudios aún no confirman los beneficios.
El también miembro del Cuerpo Académico “Estudio integral de los trastornos funcionales y degenerativos del SNC”, ha impartido en los últimos años conferencias en diversos foros para divulgar los estudios sobre el cannabis y sus implicaciones en la salud.
Góngora Alfaro tiene una amplia trayectoria como investigador en el CIR “Dr. Hideyo Noguchi” y como docente de Farmacología en la Facultad de Medicina de la UADY. Sus intereses científicos se centran en el estudio experimental de la acción de fármacos en el sistema nervioso, en particular para el tratamiento y prevención de las enfermedades neurodegenerativas.