Por Eduardo Ruiz-Healy
Al presidente Andrés Manuel López Obrador le gusta afirmar que antes de que él asumiera el poder los periodistas éramos agachados, hipócritas, mercenarios y corruptos, entre otras cosas.
Refiriéndose al avión presidencial que dejó de volar apenas se encargó del poder ejecutivo, el Boeing 787-8 que se adquirió en 2013 con fondos que aprobó la Cámara de Diputados, AMLO ha afirmado muchas veces que no hubo periodista que denunciara la compra de lo que durante la segunda mitad del gobierno de Enrique Peña Nieto fue el aerotransporte TP-01 de la Fuerza Aérea Mexicana con matrícula XC-MEX, también conocido como José María Morelos y Pavón.
Como sucede frecuentemente cuando alguien asegura algo sin saber de qué está hablando, en este asunto el presidente está equivocado, porque yo me opuse a la compra del 787 desde que se anunció que el gobierno cambiará el 757 que había sido el avión presidencial durante los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto (durante la primera mitad de su sexenio).
En mis columnas y programas de radio del jueves 23 y viernes 24 de agosto de 2012 escribí y dije, entre otras cosas:
“La Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) anunció a fines de julio que planea substituir el actual avión presidencial, un Boeing 75….
“La SEDENA aparentemente le ha echado el ojo al Boeing 787 Dreamliner (…) A los mexicanos nos costará entre 140 y 160 millones de dólares el nuevo juguete presidencial, dependiendo del modelo que finalmente se adquiera.
“Enrique Peña Nieto sería uno de los gobernantes que mejor transporte aéreo tendría a su disposición, lo que no tiene nada de malo. Lo que sí está muy mal es que nuestras autoridades militares, con el aval del Congreso, adquieran un avión más lujoso y caro de los que usan varios de los gobernantes de países más ricos que el nuestro.
“Me pregunto si realmente necesita el presidente de México un Boeing 787 Dreamliner para realizar viajes acompañado de un séquito de 200 y pico personas. Tal vez es hora de que el avión presidencial refleje la realidad del país y no las pretensiones primermundistas de sus gobernantes (…) ¿realmente necesita llevar a 200 invitados a sus viajes? ¡Caray, ni la presidenta de Brasil tiene un 787!
“Es tiempo de exigir que se acaben los despilfarros gubernamentales. El próximo avión presidencial debe ser ejemplo de austeridad sin sacrificar seguridad”.
Es muy probable que hace casi 10 años Andrés Manuel no haya leído o escuchado mis comentarios. También es factible que los haya olvidado en caso de haberlos escuchado o leído. También es posible que sí los recuerde pero haya optado por ignorarlos para así criticar a los periodistas que desaprueba, aprovechando que el gran público no está enterado del asunto.
Lo que nunca ha dicho, y esto lo sabe muy bien, es que la partida para comprar el avión fue aprobada el 15 de noviembre de 2011 por 425 votos en la Cámara de Diputados, incluidos 45 del PRD, que entonces era su partido. De esos 45, la mayoría milita hoy en MORENA, entre ellos, el subsecretario de Gobernación Alejandro Encinas y el ex alcalde en Azcapotzalco Vidal Llerenas.
Tal vez el de AMLO es una caso de memoria selectiva y no solo en este tema sino en muchos otros.
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Información Radio Fórmula