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La nueva Reforma Educativa III: las comas

Por Carlos Ornelas

El presidente López Obrador dejó al secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, la presentación de la iniciativa ante la prensa. El Presidente fue parco, pero asentó el mensaje político y esbozó con quién desea aliarse: los docentes y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. “Compromiso cumplido, maestros… Nunca jamás se le va a faltar al respeto a los maestros, habrá muy buenas relaciones con los maestros y las organizaciones sindicales”. Fue congruente con sus promesas de campaña. La pregunta es si es lo mejor para la educación mexicana y para el país.

La esencia de la reforma de 2013 se sintetiza en dos puntos. Primero, la creación del Servicio Profesional Docente, que introdujo el mérito como criterio básico para que los educadores pudieran ingresar, promoverse, permanecer y recibir estímulos extras por su desempeño. Fue un ataque frontal contra la práctica más perversa del corporativismo sindical: la herencia y compraventa de plazas docentes. En un largo proceso, los líderes del SNTE colonizaron el gobierno de la educación básica y se convirtieron en gestores de la vida profesional de los maestros.

La porción cardinal de aquella reforma se plasmó en la segunda parte de la fracción III del artículo 3º: “Adicionalmente, el ingreso al servicio docente y la promoción a cargos con funciones de dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que imparta el Estado, se llevarán a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan”. La primera parte de dicha fracción se trasladó a la fracción V.

Como diría Maquiavelo, quienes se beneficiaban del antiguo estatuto protestaron de inmediato; en tanto que los posibles beneficiarios (candidatos a maestros que no tenían parentela entre los trabajadores ni medios para comprar el puesto) no se aprestaron a defender la reforma. La cuestión de la permanencia y el peso dado a la evaluación del desempeño docente fue impopular en el gremio. Pero el núcleo es que les quitó el negocio a dirigentes deshonestos de todas las facciones del sindicato y a burócratas del sector que regentaban al sistema antes de la reforma. En el nuevo texto, el Servicio Profesional Docente se transforma en el “Servicio de Carrera Profesional del Magisterio”, a cargo de la SEP. Este esquema quizá englobe al sistema de recompensas por méritos y temo que los dirigentes sindicales lo vuelvan a colonizar.

Segundo, en los ataques de los defensores de la tradición corporativa, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación autónomo se trastocó en el villano desalmado. La propuesta cumple otra promesa del entonces candidato López Obrador: desaparecer al INEE. En el texto formulado de la nueva fracción IX, el INEE autónomo se esfuma y da paso a un Centro con “autonomía técnica”, con un Consejo Directivo compuesto de siete miembros designados por la autoridad y otro consultivo, cuyas sugerencias no serán vinculantes.

De lo que no queda ni una coma es del párrafo que reza: “El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos”. Ironía de la historia. Fue el hoy líder de la mayoría en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, quien la propuso siendo senador. También es el autor de la frase que le dio sus 15 minutos: “De la Reforma Educativa no quedará ni una coma”.

El nuevo inciso e) de la fracción II establece la equidad y la inclusión como derechos constitucionales. Puntos que abonan a la iniciativa, aunque en el gobierno anterior se estableció el Programa para la Inclusión y la Equidad Educativa.

Sin embargo, el texto parece más un proyecto restaurador. Corremos el riesgo de que los líderes del sindicato recuperen el control que perdieron. Cierto, el secretario Moctezuma aseguró que no habrá corrupción ni volverá la herencia de plazas, pero la desinstitucionalización de los concursos de oposición no acredita su dicho, lo refuta. Información Excelsior.com.mx

Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana

carlos.ornelas@icloud.com

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