CIUDAD DE MÉXICO.
La obesidad y el sobrepeso se están comiendo a Latinoamérica, en donde el 58 por ciento de los habitantes de la región padecen alguna de estas dos enfermedades. La cifra es tan alta que las muertes por estas causas son mayores que las registradas por narcotráfico y crimen organizado.
En 2016, cerca de 360 millones de personas en países latinoamericanos y del Caribe sufrían de obesidad o sobrepeso, lo que representa el 58% del total de habitantes en la región, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Y entre los países con la mayor población de personas con obesidad está México, con 64% de los adultos; solo por debajo de Bahamas, en donde el 69% de la población es obesa. En tercer lugar, está Chile con 63%.
El recuento que no queremos ver: somos un país obeso.
“En América Latina y el Caribe, la mala alimentación mata más que el narcotráfico, el crimen organizado o la violencia”, dijo el subdirector de la FAO, Julio Berdegué, en enero en entrevista con la agencia de noticias Efeagro.
Detrás de la obesidad hay dos poderosas razones: el alto consumo de alimentos procesados y altos en grasas, así como la nula actividad física causada por el sedentarismo de muchas formas de trabajo, al cambio de los medios de transporte y la creciente urbanización.
“Evidencia reciente muestra que el consumo de productos ultraprocesados son cinco veces más altos en países de bajos y medianos ingresos en comparación con el de países desarrollados”, se lee en el informe.
A nivel mundial, las ventas de productos ultraprocesados aumentó en un 43.7% entre 2000 y 2013, pero en América Latina el incremento es mayor: las ventas crecieron 48% en el mismo periodo, lo que representa el 16% de las compras de todos los alimentos en la región.
Y las consecuencias son la pérdida de salud y una vida de tratamientos por enfermedades crónicas, como diabetes, trastornos musculoesqueléticos, enfermedades cardiovasculares, algunos cánceres -incluyendo endometrio, mama, ovario, próstata, hígado, vesícula biliar, riñón y colon-.
“La obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta. Pero además de mayores riesgos futuros, los niños obesos experimentan dificultades respiratorias, un mayor riesgo de fracturas, hipertensión, marcadores tempranos de enfermedad cardiovascular, resistencia a la insulina y efectos psicológicos”, informó la FAO.
A futuro, el diagnóstico sobre el incremento de la población con obesidad en México no es alentador, según datos de OCDE en el informe Actualización de Obesidad 2017.
Solo en obesidad, el aumento en el porcentaje de población mexicana con este padecimiento pasará de 31% en el 2010 a 39% para el 2030.
Información Excelsior.com.mx