Por Pascal Beltrán del Rio
En el otoño de 2001 fui invitado por el entonces Instituto Federal Electoral a un seminario para medios de comunicación. El encuentro se realizó en Pátzcuaro, Michoacán, en plena celebración de Día de Muertos, por lo que hubo oportunidad de visitar los coloridos panteones de la región lacustre.
Al final del seminario, el politólogo e historiador Arnaldo Córdova (qepd) nos invitó a algunos de los asistentes a su casa, en el centro histórico de Pátzcuaro, así como a admirar la vista desde el cerro del Estribo.
Parte de la conversación con Arnaldo versó sobre un tema entonces de moda: los paralelismos entre los gobiernos de Vicente Fox –quien aún no cumplía un año en la Presidencia– y Francisco I. Madero.
Los medios habían descubierto una gran libertad a raíz de la alternancia del año 2000 y criticaban despiadadamente a Fox, cosa que a algunos les hizo pensar en la embestida que sufrió Madero, casi 90 años antes, por parte de los periódicos de la época.
Mientras se servía la carne enchilada con corundas, alguien preguntó si ese escrutinio podría provocar la caída de Fox como provocó la de Madero.
“La prensa no tiró a Madero”, objetó Arnaldo Córdova, quien además dijo que entre el llamado Apóstol de la Democracia y el primer Presidente no surgido del PRI no había el menor parecido.
Tres semanas después, Córdova amplió sus opiniones en una entrevista para la revista Proceso, de la que yo era subdirector de Información.
“No es que (la prensa) lo golpeara”, explicó a la reportera Judith Amador Tello. “Simple y sencillamente lo llamaba a que se diera cuenta de que estaba en medio de una revolución y tenía que actuar en consecuencia”, agregó.
“Fueron causas mucho más directas” las que lo tiraron, dijo Córdova. “El complot de la embajada; el golpe del jefe del Ejército, que era Victoriano Huerta, y cosas más directas. Eso (la prensa) no influyó”.
Recordé esos hechos tras las declaraciones que hizo, el pasado fin de semana, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, sobre el papel de la prensa en el periodo de Madero.
A bordo de un avión comercial, López Obrador habló al respecto con algunos reporteros que cubrían la última etapa de su gira de agradecimiento. Dijo que seguiría utilizando la expresión “fifí” –que ha empleado para referirse a algunos medios– porque “está bien aplicado”.
“Si ustedes revisan la historia, los que hicieron más daño al movimiento revolucionario maderista fueron los fifí. Ayudaron a los golpistas. Hubo una prensa en ese entonces –El Debate y otros periódicos– que se dedicó a denostar al presidente Madero. Bueno, esa prensa y los fifís quemaron la casa de la familia Madero.
“Cuando detienen y asesinan cobardemente a Gustavo, el hermano del presidente Madero, los fifís hacen caravanas en sus carros y festejan. Luego esa prensa siempre apostó por apoyar la militarización y el golpe de Estado, y tiene mucho que ver con el conservadurismo.
“O sea, venían del régimen porfirista, eran serviles, una prensa sometida, y cuando triunfan Madero y el movimiento revolucionario, él garantiza libertades plenas, y se portaron muy mal. No sólo con Madero, con el país. Hicieron mucho daño a México. Bueno, fueron los que atizaron el fuego para que se volviese cruenta la Revolución Mexicana y se perdieran muchas vidas.
“Entonces, lo del fifí viene de eso: darle una ubicación histórica. Eso se los voy a seguir diciendo, porque son herederos de ese pensamiento y de ese proceder”.
Dichas declaraciones me dejaron pensando. No sólo porque son opuestas a las que expresaba Arnaldo Córdova –de quien López Obrador fue buen amigo, igual que lo fui yo– sino por la posibilidad de que anticipen la relación que el próximo Presidente de la República tendrá con los medios.
Ojalá haya yo entendido mal y él no tenga la idea de que la crítica y el golpismo son sinónimos. Porque los fifís que él describe –y de los que son “herederos” los actuales– fueron, a su juicio, militaristas, pirómanos, torturadores, opuestos al progreso, denostadores y antimexicanos.
En el texto escrito por Judith Amador Tello, en noviembre de 2001, también se cita al periodista e investigador Felipe Gálvez, quien, igual que Córdova, discrepó de la noción de que la caída de Madero haya sido orquestada por la prensa.
“En mi opinión, uno de los deberes de la prensa es señalar las fallas, lo cual no quiere decir necesariamente que sea enemiga del señor”, aseveró. Información Excelsior.com.mx