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Todo tiene una primera vez. La primera palabra que dijimos, así como su contraparte: la última que enunciaremos. La primera vez que un hombre, Yuri Gagarin, llegó al espacio; así como la primera mujer, Valentina Tereshkova, que salió a la órbita terrestre. Hubo una primera persona en usar el fuego y otra a la que se le ocurrió la rueda. Hubo alguna vez una primera mexicana, tal vez Eva de Naharon, nuestro fósil más antiguo. Ahora no sólo habrá, por primera vez, una presidenta en México, sino en toda Norteamérica, Canadá y Estados Unidos incluidos.
Claudia Sheinbaum, nacida el 24 de junio de 1962, se formó académicamente como física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también obtuvo un doctorado en Ingeniería Energética. Su sólida formación científica ha sido una de las características distintivas de su carrera política, aportando un enfoque basado en datos y evidencias para la creación de políticas.
Ahora será la primera científica en gobernar México: antes de ella, la mayoría habían sido varones abogados, economistas y politólogos… varios militares y hasta un ingeniero: Pascual Ortiz Rubio.
Sheinbaum comenzó su carrera política de la mano del movimiento de izquierda en México. Su participación fue fundamental en varias administraciones locales, destacándose como Secretaria del Medio Ambiente de la Ciudad de México, donde lideró proyectos emblemáticos como la construcción del Metrobús, el segundo Piso de Periférico y los programas de reforestación urbana.
Claudia fue también la primera mujer en ser electa para gobernar la capital del país: donde su sello fueron los Pilares, el uso de nuevas tecnologías digitales en la administración pública, así como opciones innovadoras de movilidad, como el cablebús, que ya cuenta con tres líneas en toda la ciudad.
Ahora también será la primera presidenta de México que, desde su infancia, se formó en la izquierda. Desde los seis años de edad fue fichada por la antigua Dirección Federal de Seguridad (DFS), que la espió a ella y a su familia, en especial a su madre Annie Pardo Como y a su tío José Sheinbaum Yoselevitz, por su activismo en el Movimiento del 68.
Una de las características que tendrá su Presidencia es el impulso a la innovación tecnológica y la digitalización de la administración pública. Bajo su liderazgo, buscará transformar a México en un hub de tecnología e innovación en América Latina, atrayendo inversiones y desarrollando el talento local, sobre todo en un contexto económico donde Estados Unidos busca sacar parte de su manufactura de China, para acercarla a sus fronteras.
Salvador Allende con su revolucionario Cybercyn, internet antes de la internet, tuvo el sueño de transformar su país mediante el uso de la tecnología, hasta que Pinochet, tras el Golpe de Estado, cerró el proyecto. Ahora, Claudia tiene la oportunidad de ser la primera presidenta de izquierda en el continente en seguir ese legado.
A pesar de sus numerosos logros, Sheinbaum, sin embargo, enfrenta desafíos significativos. La lucha contra la corrupción, la violencia y la inseguridad, la violencia de género y el fortalecimiento de las instituciones, así como la implementación de la Reforma Judicial, serán algunos de los temas prioritarios que tendrá que haber en su agenda.
Como primera presidenta de México, tendrá en sus manos la oportunidad histórica de trazar un camino de inclusividad, sostenibilidad y progreso. Su liderazgo representará una nueva era para el país, en la que la ciencia y la equidad social pueden ser los pilares de un futuro más justo y equilibrado. Su presidencia no sólo será un logro personal, sino también un avance significativo para la representación de las mujeres en la política mexicana.
México tendrá hoy a su primera presidenta de la historia. Información Radio Fórmula