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La prueba de San Diego

Por: Pascal Beltrán

Bastante grave es que el encargado de la procuración de justicia en un estado sea acusado en otro país de ser parte de una conspiración internacional para producir, traficar y distribuir drogas.

Pero, adicionalmente, alguien como el fiscal nayarita Édgar Veytia—a quien, por cierto, señalan como el “poder real” en Tepic— ha tenido contacto institucional con sus pares de la Federación y de otras entidades, con quienes compartió información de inteligencia sobre temas de seguridad pública.

En abril de 2014, Nayarit fue anfitrión de la primera sesión ordinaria de ese año de la Conferencia de Procuración de Justicia de la Zona Occidente, integrada, además, por Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Colima y Querétaro.

La reunión fue presidida por el entonces procurador Jesús Murillo Karam.

Con excepción de ese último estado, los demás se han visto envueltos en la lucha entre las organizaciones del narcotráfico que operan en la costa del Pacífico, marcadamente entre los cárteles Jalisco Nueva Generación (CJNG) y de Sinaloa.

¿Cuánta información no habrá obtenido el fiscal en reuniones como esa y mediante los canales por los que las policías y procuradurías comparten datos?

La detención de Veytia en Estados Unidos envía otras señales terribles. Para comenzar, de ser ciertas las acusaciones que enfrenta en Nueva York, nadie en México fue capaz de detectar una infiltración del crimen organizado como la que se dio en la Fiscalía General de Nayarit, cuyo titular está señalado de ser parte de la estructura del CJNG.

Una infiltración que, insisto, pudo afectar no sólo a ese estado sino a toda la Federación.

Además, el escándalo estalla en pleno proceso electoral en Nayarit, cuando la democracia mexicana está tratando de sacudirse la influencia que permanentemente intenta el crimen organizado sobre candidatos a cargos de elección popular y funcionarios y representantes designados por el voto.

En Nayarit aseguran que antes de ser aprehendido, Veytia impuso a los candidatos del PRI a alcaldes de Tepic (Carlos Saldate Castillón) y Bahía de Banderas (Héctor Santana García). De acuerdo con dichas versiones, ambos forman parte del grupo político del fiscal hoy encarcelado.

También han recordado allá la historia de Julián Venegas Guzmán, el compadre de Joaquín El Chapo Guzmán, quien fue secuestrado en la carretera 200 en abril del año pasado, a la altura del poblado de Las Varas, a medio camino entre Tepic y Nuevo Vallarta.

La hija de Venegas recurrió a un video casero para probar su cercanía con El Chapo y llamar la atención de la opinión pública. En dicha grabación, realizada casi un cuarto de siglo antes, se ve cómo el capo llega a la fiesta de cumpleaños de su ahijada, en Compostela, Nayarit.

Grecia Venegas llevaba dos meses buscando a su padre, a quien bajaron de su camioneta en un retén carretero. En declaraciones a los medios, acusó a la Fiscalía de Nayarit de no investigar el caso.

“Jamás investigó como en otros casos”, escribió ayer el periodista Gerardo Sandoval Ortiz en su columna del portal Regionmx. “Existe la sospecha de haber sido agentes judiciales al mando del hoy preso en Estados Unidos quienes cometieron el secuestro. Hasta hoy, nada se sabe del paradero de Venegas. Sus hijos José y Grecia Venegas creen que Veytia lo hizo para apropiarse de algunas propiedades, ranchos y ganado. Pidieron ayuda al gobernador (Roberto) Sandoval y al secretario general de gobierno, Trinidad Espinoza, y el silencio fue la respuesta”.

Historias como esas aparecen o resurgen con motivo de la detención de Veytia, un hombre duro que gustaba de andar con la pistola al cinto, rodeado de policías encapuchados.

Ayer, en la Primera Emisión de Imagen Radio, el diputado federal nayarita Guadalupe Acosta Naranjo, exlíder nacional del PRD, recordó la historia que relaté aquí ayer, cuando, hace tres años, Veytia recibió en Tepic a una delegación de las dirigencias nacionales del PAN y el PRD con tanquetas.

También comentó Acosta Naranjo que Veytia tiene doble nacionalidad (mexicana y estadunidense) y que solía pasar los fines de semana en San Diego, California, donde reside su familia. Aparentemente, fue aprehendido en una de esas visitas.

Aunque no es la primera vez que ocurre, no es común que un funcionario mexicano del nivel de Veytia sea detenido y encarcelado en el extranjero.

Ayer, en Twitter, el usuario @PacassoC recomendaba: “Deberíamos mandar a todos los políticos a San Diego, a ver cuántos regresan”.

Fuente: Excelsior.com.mx

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