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La realidad y un Steve Bannon para AMLO

Jorge Fernández Menéndez

Al mismo tiempo que llegaban centenares de soldados a Tamaulipas (sí, el mismo estado donde la semana pasada se había dicho que no se renovaría el convenio para que el Ejército se encargara de la seguridad ante la insuficiencia policial local), un convoy militar fue atacado por bandas que se dedican al robo de combustibles en Palmar de Bravo, en Puebla. Durante el enfrentamiento, un camión militar volcó y ocho soldados quedaron heridos.

No es la primera ocasión. El pasado 22 de marzo decíamos aquí que sólo en el último año se han presentado en la zona 22 enfrentamientos con los pobladores: doce con militares, dos con la Policía Federal y ocho con elementos de seguridad de Pemex cuando se intentaba cerrar las tomas clandestinas, incautar el combustible robado y detener a los responsables.

Explicábamos que en el llamado Triángulo Rojo en Puebla, las fuerzas de seguridad se han tenido que enfrentar a manifestaciones violentas, donde los criminales utilizan, sobre todo, a mujeres y niños, mientras que hombres armados van agazapados detrás de ellos. En este último año ha habido, como consecuencia de ello, un policía federal muerto, cuatro policías federales y dos elementos de seguridad de Pemex heridos por arma de fuego. Más recientemente, el 9 de marzo pasado, fueron secuestrados y asesinados por los grupos criminales que operan en la zona tres agentes de la fiscalía general del estado en el municipio de Esperanza.

No son ladrones comunes. La semana pasada informamos aquí que el Triángulo Rojo está dominado por el grupo denominado Nueva Sangre Zeta, que surgió cuando se desmembró la cúpula de esa organización en el 2015. Operan entre Puebla y Veracruz. El jefe de Nueva Sangre Zeta se llama Roberto de los Santos de Jesús y le apodan El Bucanans. En Puebla, su lugarteniente es su hermano Saúl, apodado El Fósil y complementan el robo de hidrocarburos con el secuestro, la extorsión y el robo al transporte de carga. Tienen bajo su mando a distintos grupos menores, como uno llamado Los Tlacuaches, que opera en San Martín Texmelucan y Palmar Bravo, que son los que atacaron esta semana a las fuerzas militares.

Es un negocio que deja, sólo en Puebla y según cifras oficiales, mil 600 millones de pesos al mes. Las bandas criminales tienen bajo su control los municipios de Quecholac, Acatzingo, Tepeaca, Acajete, Tecamachalco y Palmar de Bravo. La gente apoya a los delincuentes porque los han convencido de que tienen derecho a quedarse con el contenido de los ductos, ya que éstos pasan por sus tierras, un argumento aderezado por un discurso de abandono y desamparo gubernamental, muy utilizado por bandas criminales y armadas en Guerrero.

En lo que va de esta administración se han localizado en todo el país poco más de 21 mil tomas clandestinas, las más importante en el poliducto Minatitlán-México, que tiene 592 kilómetros de largo, de los cuales 154 kilómetros cruzan por el estado de Puebla. Allí se han detectado cuatro mil 441 tomas clandestinas.

Recuperar el control de esa zona y de esos millonarios recursos implica recurrir a fuerzas militares porque es evidente que las de seguridad locales no están en condiciones de enfrentar ese fenómeno criminal. Decíamos y ratificamos que ése es un claro ejemplo de un desafío a la seguridad interna, esa misma seguridad interior que no quiere ser regulada por algunos partidos en el Congreso, que quieren utilizarla como moneda de cambio político y que otros como López Obrador consideran que es una parte del proceso de “militarización” del país.En su caso, el candidato de Morena y sus asesores, como John Ackerman, no tienen la menor idea sobre el tema. Sus posiciones son de una absoluta irresponsabilidad. Tienen ocurrencias, como la de desaparecer el Estado Mayor Presidencial, y cuando se les exhibe sólo saben contestar con insultos, descalificaciones y agresiones. Pero no tienen un solo argumento, puras mentiras y fake news, inventos mediáticos.

En este sentido, Ackerman, igual de intolerante que aquél, se ha convertido en algo así como el Steve Bannon de López Obrador, mientras Andrés Manuel imita al mandatario estadunidense inventando sus propios hechos alternativos. Trump acusa de incompetentes y traicioneros a los organismos de inteligencia que él mismo encabeza y López Obrador acusa de criminal al Ejército del que quiere ser comandante en jefe.

Ya lo hemos preguntado muchas veces y no hay de parte del candidato de Morena ninguna respuesta: ¿cuál es la propuesta de seguridad nacional, interior y pública de López Obrador? Sí, todos sabemos que hay que recurrir a la educación y combatir la pobreza, pero mientras eso ocurre ¿cómo hará para controlar a grupos como Nueva Sangre Zeta en el Triángulo Rojo? ¿Con quién y con qué estrategia combatirá a esos grupos?

Estos personajes que inventan sus propias realidades alternas, como le ocurre a Trump y Bannon, más temprano que tarde se topan con la realidad a secas. Y, como los que habitan hoy la Casa Blanca, no tienen respuestas para enfrentarla.

Información Excelsior.com.mx

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