Por Yuriria Sierra
Todos pagaremos la dolorosísima cruda de las celebraciones de Halloween de este 2020. Fiestas que en teoría no debieron realizarse, pero hubo quienes no podían perderse la oportunidad del disfraz y el festejo.
Reuniones en casa, en azoteas, en lugares clandestinos. “Que sea el de junto quien haga comunidad, yo debo brindar…”. Jamás, quienes estamos vivos en este planeta, habíamos enfrentado una pandemia como la que llevamos casi un año padeciendo.
La vía más inmediata para contrarrestarla, sin tener aún una vacuna, ha sido la de quedarse en casa, usar cubrebocas, evitar aglomeraciones y seguir los protocolos sanitarios. “Si te cuidas tú, nos cuidamos todos…”, es una frase que cobró tanto sentido, porque ante una emergencia como ésta, una acción individual aporta tanto para el bienestar colectivo y va mucho más allá de nuestro círculo cercano.
Aquellos desconocidos que se cruzan en el transporte público, viajan seguros porque ambos se protegen ante un contagio. La seguridad de ellos, que hacen lo que está en sus manos, se rompe cuando ingresa a ese transporte alguien que, a la Bolsonaro, argumenta que todos moriremos algún día y se ufana de su actitud desobediente por no usar cubrebocas.
Quienes estamos fuera de la función pública o no somos trabajadores de la salud podemos combatir a la covid-19 de una forma: con empatía. Repito, tanta razón tiene esa frase: “Si te cuidas tú, nos cuidamos todos…”, porque si usamos cubrebocas, si nos quedamos en casa, si evitamos las reuniones en lugares cerrados (e incluso públicos), si ordenamos a nuestro restaurante favorito sólo para llevar, si no llenamos una de sus mesas con más de cuatro personas ni estamos ahí más de dos horas, si evitamos salir en familia al súper, si evitamos realizar visitas, si nos quedamos dentro de nuestro círculo inmediato…
En fin, si procuramos no tener la vida que conocimos hace unos meses, estaremos ayudando a que la propagación del virus disminuya y le estaremos dando a quienes no pueden quedarse en casa la oportunidad de salir sin tanto riesgo, pues para ellos esto les significaba tener dinero en el bolsillo y llevar comida a su familia. Ante una situación insólita, insólita también debe ser la forma en que la combatimos. En este caso, empatía pura. Y tristemente, no hemos entendido eso.
En México, la covid-19 ha costado la vida de casi 95 mil personas y ha contagiado a casi 987 mil. De ellos, ¿cuántos se habrán contagiado porque no tenían de otra que salir a la calle? Hoy la CDMX anunciará nuevas medidas restrictivas.
La jefa de Gobierno afirmó ayer que estamos cerca de regresar a rojo en el Semáforo Epidemiológico, pues han aumentado los contagios y los ingresos al hospital, han llegado a niveles que no veíamos hace tres meses.
La fiesta de San Judas, el puente de Día de Muertos y los varios festejos de los que, sin asistir, todos fuimos testigos, nos están cobrando factura.
Ya dos estados del país han regresado a la saturación hospitalaria, otros han tomado medidas drásticas para frenar la movilidad. No tendríamos que llegar a tanto si entendiéramos que hoy, más que nunca, se trata de una acción colectiva. Información Excelsior.com.mx