Por Alberto Molás, Miembro del Consejo Médico de Herbalife Nutrition
Cada alimento cuenta con características y propiedades en cuanto a micronutrientes (vitaminas y minerales) y macronutrientes (proteínas, carbohidratos y lípidos) se refiere. Esa es la razón por lo que dividimos en grupos los alimentos, como son; frutas, verduras, cereales, los de origen animal, entre otros. El beneficio que se obtiene de dichos alimentos es debido al consumo recomendado y por la mezcla que hacemos de ellos, además de los procesos químicos que realizamos al prepararlos, como el método de cocción.
La buena nutrición es el consumo responsable de cada grupo de alimentos, y no es recomendado evitar ciertos micro o macronutrientes bajo creencias infundadas que nos llevan a cometer errores al momento de hacer una “dieta”. En este caso, hablaremos de las grasas.
A pesar de que muchas personas la relacionan con el sobrepeso debido al tejido adiposo que almacenamos, y que éste al final es “grasa”, sabemos que son necesarias para nuestra salud, porque no todas las grasas son “malas”.
Tipos de grasas
Las grasas “buenas”, se conocen como monoinsaturadas o poliinsaturadas, y los famosos “omegas” (Ω), donde el principal es el Ω3 (Omega3). Su característica principal es que pueden ayudar a proteger a nuestro organismo de las enfermedades cardiovasculares, al disminuir los niveles de colesterol en la sangre.
- Las grasas monoinsaturadas son aceites vegetales; aceite de oliva, de canola y aceite de maní. Y pueden ayudar a bajar el colesterol “malo” (LDL) sin perjudicar al colesterol “bueno” (HDL).
- Las grasas poliinsaturadas son aceites vegetales; aceite de cártamo, maíz, soya, girasol. Las cuales ayudan con el control de los niveles de colesterol, favoreciendo al colesterol bueno (HDL).
- Por último, los Ω3 (Omega3) son los más estudiados por relacionarse con múltiples beneficios; como son bajar los niveles de triglicéridos y colesterol, además de sus propiedades para prevenir coágulos que incrementan riesgos a nivel cerebrovascular en la aparición de ataques cardíacos secundarios, trombosis, hipertensión arterial sistémica y daño en la función vascular. La mejor fuente de estos es a través de pescados, especialmente el salmón. Por lo que es recomendado consumir pescado de 2 a 3 veces por semana.
Jamás se debe de olvidar que los beneficios que aquí les mencioné siempre deben de estar relacionados con una ingesta recomendada de las mismas fuentes de grasas “buenas”, debido a que estas son altas en calorías, y el exceso eleva los niveles de triglicéridos, lo que provoca aumento de peso. Recuerde revisar “el plato del buen comer” para conocer la ingesta recomendada de grasas.