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Las guerras (que no de pasteles)

Por Yuriria Sierra

La precampaña tuvo mucho (casi todo) de campaña. Así lo dijo el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova. Ya lo habíamos dicho aquí: los partidos se burlaron de la ley electoral, optaron por candidatos únicos; aprovecharon estas semanas para promoverse a “discreción”, a sabiendas de que su candidatura está resuelta. El INE se limitó a decir que esto fue algo atípico. Tal vez los partidos hicieron esto, no sólo para abusar de los huecos de la ley, sino para ahorrarse energía. Las tres coaliciones debían/deben resolver un mismo lío interno: no sólo es la candidatura presidencial, son también las otras de índole federal y las locales. Senadores, diputados, legisladores locales, gobernadores, alcaldes. Poco pastel, mucha gente en la fila para una rebanada.

Son tres mil 400 cargos de elección popular los que se jugarán el próximo 1 de julio. Si para cada cargo tenemos, digamos, cinco aspirantes, en total habría 17 mil candidatos. Pero para llegar a ellos, cada partido deberá decidir a sus abanderados de entre una multitud aún más grande.

Y, por supuesto, no es lo mismo ir solo que en alianza. Esto último implica una negociación que a veces no suele ser justa, pero que resulta necesaria para todas las partes. Ruda en muchos casos. Despiadada en otros. No es igual quedarse con la candidatura presidencial que con diputaciones plurinominales. Al menos no visto a los ojos de quienes esperaban por su oportunidad, misma que se esfuma porque su lugar fue el precio de la alianza y es cedida a un grupo históricamente opositor. O a un fulano impresentable que obtiene una candidatura sólo porque tiene bien amarrada a su clientela. O a una zutana desconocida, que resulta que es la hija del compadre del candidato. O a un menganito que nunca ha hecho trabajo político de ningún tipo, pero es la cuota que le prometieron al partidismo, ese satélite que casi pierde el registro la vez pasada, pero la libró. Ni modo. La elección es de tercios. Y en tercios se agruparon.

Durante esta precampaña hemos visto brincar de un lado a otro a varios personajes. Todos mutando sólo por cálculos electorales o por lo que les haya prometido el, hasta hace meses, contrincante. Pero, ¿qué sabor deja esto en personajes cuya trayectoria y lealtad ha estado siempre dentro de un solo grupo? No imagino lo que en Morena habrán sentido algunos con la llegada de Gabriela Cuevas. O cómo en las filas más ortodoxas del PRI vieron el nombramiento de Javier Lozano como vocero de la campaña de su candidato. Esa foto histórica de Ricardo Anaya con el chaleco perredista debió sacarle ronchas a uno que otro militante del sol azteca. Vimos cómo los más progresistas recibieron la alianza de AMLO con el PES. Un balde de agua helada. Otro, cuando recibieron al nieto de Elba Esther Gordillo.

Más allá de la percepción que estos movimientos dejan en la opinión pública, esto también representa una batalla al interior de las alianzas. Cada grupo: el que recibe y el que llega, espera lograr la mayor cantidad de candidaturas. Finalmente, ese número les dará mayor margen de victoria y, desde luego, mayor acceso a recursos. Sin contar las ambiciones de cada personaje en pugna.

El pastel que generalmente se reparte en un partido ahora debe ser compartido, negociado para que todos los firmantes de las respectivas alianzas estén contentos. Eso, sin duda, genera enojos dentro de cada grupo. Nadie dijo que el costo de una coalición era barato.

La elección, aun así, será de tercios. Ningún partido puede, por sí solo, asegurarse un triunfo significativo. Quien sea el ganador de los comicios llegará no sólo a un país socialmente polarizado, sino a un gobierno cuyo aparato legislativo también estará seccionado, porque una vez en la curul, las alianzas se transforman en función de los intereses partidistas. La polarización es también política y el próximo Presidente del país debe ser capaz de acercarse a cada grupo, si desea construir acuerdos. Las alianzas no son sólo cosa de sumar fuerzas, sino de dividirse el pastel. Y habrá siempre quienes no quieran sólo una rebanada. Información Excelsior,com.mx

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