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Las mujeres: libertad y seguridad

Por Clara Scherer

Pero hete ahí que Uber, en un comunicado del 14 de diciembre de 2017, dice no ser un servicio para la movilidad, sino sólo una plataforma para poner en contacto a quien requiere un servicio con quien puede ofrecerlo, por lo que se deslinda de cualquier acontecimiento que suceda entre ambas partes. Ha vuelto al más remoto pasado, cuando los “cocodrilos” y las “cotorras” recorrían las calles y ante la seña de algún peatón o alguna mujer, detenían su marcha y la trasladaban a su destino, en el mejor de los casos. En el peor, ya sabemos, ni mencionarlo. Por ese comunicado, Uber ya no es opción segura para transitar en la ciudad.

Pésima noticia en tiempos de modernidad para más de la mitad de la población. Horrorosa forma de exhibirse como voraces y ambiciosos que quieren ganar sin arriesgar un pelo. Triste constatación de la ley de la selva, donde la ciudadanía, la solidaridad y el buen servicio son sólo entelequias. Absurda explicación de identidad, cuando esa plataforma fue exitosa por su calidad y su seguridad. Tirar por la borda lo mejor, para quedar peor que los taxis piratas de cualquier esquina.

A las mujeres, la violencia social  nos atemoriza  y el incremento de la criminalidad nos enfrenta a cada miedo en los espacios públicos ante la real posibilidad de ser víctimas de delito y violencia, afectando no sólo nuestra seguridad, sino limitando nuestra libertad. Un desgaste de energía que debiéramos utilizar de manera más productiva.

Ante lo poco valiente y la nula gallardía de los motivos que impulsaron a Uber para su nuevo contrato, hay opciones. Laudrive busca garantizar a las mujeres la seguridad para la libertad de movimiento, establecida en la Constitución y derecho humano fundamental para el desarrollo personal, comunitario, social. El artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce que la vida, la libertad y la seguridad son inalienables. Y vergüenza da sólo pensar que haya “empresas” que liquiden en un comunicado el valor fundamental por el que iniciaron un boyante negocio.

Cuando se plantea que existe violencia contra las mujeres, no sólo nos referimos a los delitos tradicionales, estamos hablando de fenómenos vinculados a la forma en que se concibe el desarrollo urbano, a la falta de participación ciudadana, a la dificultad de accesos a servicios, entre otros, que son factores que, de una u otra manera, inciden en los grados y modalidades de las manifestaciones de violencia efectiva o simbólica hacia las mujeres.

Las mujeres sienten un mayor temor que los hombres. Esta sensación de inseguridad (percepción) es acentuada y reforzada por los medios de comunicación que, por medio del sensacionalismo, hacen un tratamiento de la seguridad ciudadana de las mujeres revictimizante, pero a la vez atemorizante a nivel simbólico.

En Puebla, la nueva ley para este tipo de servicios contiene, entre otras obligaciones, que: Las empresas no podrán deslindar su responsabilidad civil, penal o administrativa cuando sus agremiados incurran en alguna irregularidad; deben vigilar que los usuarios concluyan los viajes para los cuales solicitaron el servicio y en caso de que no sea así, notificar a la autoridad. Están obligadas a realizar campañas informativas para prevenir la violencia de género, la discriminación o violación de los derechos humanos. Los chóferes deben aprobar exámenes toxicológicos, sicológicos y sicométricos.

Muy lamentable el comunicado de Uber, y más la no respuesta de las autoridades de la CDMX. Información Excelsior.com.mx

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