Por Yuriria Sierra
Se apagó su voz en un día en que la ironía hizo una de sus más terribles jugadas. Abril Pérez fue asesinada el 25 de noviembre. “Mientras discutimos sobre las pintas feministas…”, reza uno de los titulares publicados ayer sobre este caso. Y está en lo cierto, mientras en la CDMX y el mundo, mujeres de todo el mundo conmemoraron el Día Internacional de la Eliminación de Violencia contra la Mujer, Abril recibió dos disparos sobre Circuito Interior. Se dirigía al aeropuerto para regresar a Monterrey. Uno de sus hijos presenció el momento.
Días antes, su esposo había sido liberado. Juan Carlos “N”, exCEO de Amazon México, se encontraba vinculado a proceso por tentativa de homicidio. Hacía siete meses de la denuncia que Abril interpuso en su contra, luego de que la golpeó con un bate mientras dormía. A pesar de las condiciones en las que es evidente el estado de indefensión en el que se encontraba la víctima, el juez Federico Mosco González reclasificó el delito, ya no sería intento de homicidio, sino violencia familiar. Argumentó que si hubiera existido deseo de asesinato, el presunto responsable lo hubiera ejecutado mientras Abril estaba despierta. Ella fue asesinada a bordo de un vehículo tras salir de una audiencia en la que pelearía la custodia de sus hijos.
“Lo que están provocando es que en esta arbitrariedad que ellos tienen de poder interpretar la ley como ellos quieran, pues están dejando en estado de indefensión a las mujeres y en este caso en particular, poniendo en riesgo la vida, como lo fue esta mujer que ya había clamado justicia y que no se le hizo conforme a derecho (…) No puede ser ignorancia, para llegar a ser juez debes pasar por mucha preparación académica. Yo creo que desafortunadamente la justicia en nuestro México deja mucho que desear. Y desafortunadamente los colegios de abogados, así como las organizaciones como nosotros, que nos dedicamos a defender a las mujeres, tenemos que alzar la voz, porque no podemos estar en manos de quienes supuestamente imparten justicia y no lo están haciendo apegados a derecho…”, me comentó Rosaura Guerra, integrante del Colectivo Venumia de Monterrey, una de las organizaciones a las que Abril contactó.
“La mujer denuncia y desafortunadamente no tiene el apoyo del Estado (…) nos topamos con jueces que de repente un delito, en menos de 24 horas, lo cambian, cuando hubo mucho material probatorio de que esto era una tentativa de homicidio, porque justificado el juez de que como la señora estaba dormida, cancela la intención del presunto a querer dañarla. Al contrario, ella no tenía las facultades para poder defenderse…”, me agregó.
Lo inconcebible del caso, es también lo absurdo de éste. Los hijos, testigos clave de la violencia que sufrieron dentro de casa, antes de la separación de sus padres, han emprendido una campaña en redes sociales para que la voz de Abril, la misma con la que alguna vez le precisó al juez que temía por su vida, no se apague. A nosotros, hombres y mujeres, nos toca hacer eco. Porque lo ocurrido con Abril sucede cada vez con más frecuencia. Y sí, la ironía, como dice aquel titular: mientras nosotros discutimos las pintas de una marcha… Información Excelsior.com.mx