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Legalizar ya

Por Yuriria Sierra

La mariguana está ahí. Escondida en un cajón. En un frasco. Y nada, al menos no hasta hoy, ha sido efectivo para disminuir su consumo. Quien quiere fumar, quien quiere darse un toque, lo hace frente a cualquier obstáculo. Lo mismo sucede con la cocaína, heroína, cristal, la droga que quieran: todas están en las calles, en el mercado, esperando por su fiel consumidor.

Pero hoy hablaremos sólo de la mariguana, porque fue de ella de quien bien se expresó Enrique de la Madrid, secretario de Turismo. No importa si lo dijo a título personal. Lo habló frente a los micrófonos y eso es suficiente para darle un lugar en la agenda que, al parecer, al resto de operadores políticos y candidatos a serlo, se les ha olvidado o no han querido otorgarle: “Es un absurdo que como país no demos ya ese paso. Me gustaría ver eso, que se pudiera hacer en Baja California Sur y Quintana Roo, los dos destinos turísticos principales de México que no tienen por qué ser víctimas de violencia (…) Nos haría un enorme daño perder esos destinos por temas de combate al narcotráfico. Creo que hacer legal no sólo el consumo, sino la producción y venta de la mariguana contribuiría junto con otras acciones a tener destinos más seguros”.

Así, con esa claridad, De la Madrid expresó lo que ya antes algunas voces han dicho, aquí mismo hemos hablado de ello: la legalización tal vez no sea una estrategia suficiente para acabar con la violencia que vive nuestro país; pero, sin duda, es una puerta más, una muy grande, para dar un golpe a los grandes cárteles de la droga.

Aunque a la propuesta del secretario de Turismo yo le agregaría el resto de las drogas, lo cierto es que el reflector que ayer lo colocó al tema, tendría que ser aprovechado por aquellos que tiempo atrás han peleado para que este debate se apresure en nuestro país. No hay precisión de cuántos homicidios relacionados con el narcotráfico hay en los 25 mil 339 asesinatos ocurridos durante 2017 en nuestro país. Pero se tiene registro de que, hablando de los destinos que mencionó De la Madrid, en Baja California Sur, el incremento de asesinatos pasó de 35 en 2012 a 560 en 217, aumentó más de 400%. Quintana Roo pasó de 86, hace cinco años, a 220 en 2017. La tendencia es la misma en el resto del país. Lo sabemos. Lo hemos revisado aquí. México vive un momento difícil en materia de seguridad. Ayer por la mañana, Ciro Gómez Leyva reflexionaba en radio que las notas que hoy se dan en los noticieros se parecen a las de hace siete, ocho años: bloqueos, enfrentamientos, balaceras. Éstos, sí relacionados con los cárteles de la droga. No hemos avanzado un ápice en la lucha contra el narcotráfico.

Enrique Peña Nieto lamentó que en redes sociales no se recojan los logros que México ha tenido en los últimos años. Que los comentarios son muy duros, lapidarios. Aquí le va uno de reconocimiento, que más bien es un recordatorio: en 2016 el gobierno federal presentó una de sus iniciativas más arriesgadas y novedosas, por el simple hecho de obligar, desde su investidura, al debate. “Doy voz a quienes ahí expresaron la necesidad de actualizar el marco normativo, para autorizar el uso de la mariguana con fines médicos y científicos…”, dijo EPN ante la ONU. Propuso un decálogo para el manejo del tema. Esto llegó a la SCJN, quien resolvió y obligó a la Cofepris a reglamentar el uso medicinal de la mariguana. Ésta fue una oportunidad para expandir el debate, pero nadie quiso pagar la factura, por ello la ejecución de los cambios sobre el uso medicinal ha sido criticado: no se puede cultivar, sólo se puede comprar. Y para ello, quien desee hacerlo debe traerla desde el extranjero, lo que no es barato. Regulación a medias, beneficio a medias. Apenas publicarán mejoras a este reglamento, que permitirá, ahora sí, cosecharla y comercializarla en territorio nacional sólo con fin medicinal. Esto no debe pasar del primer trimestre del año.

La propuesta de Enrique de la Madrid le da otra oportunidad al gobierno federal de hacer esto bien; de apresurar un debate a todas luces urgente. No sólo por los motivos ya expuestos, sino porque no podemos ser ese país que se detiene cuando del otro lado de la frontera se legaliza lo que aquí sigue provocando sangre. Ése otro lado que ha buscado la manera de convertir un problema de salud pública, en una industria millonaria. Porque no sólo es dar herramientas que ayuden a disminuir la violencia, es también proteger ese sector que nada a contracorriente, como el turístico y, sobre todo, regresar a los ciudadanos, poco a poco, algo de la tranquilidad perdida. Entonces, ¿ya podemos hablar de legalizar? Información Excelsior.com.mx

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