· La tartamudez puede aparecer en las primeras etapas del desarrollo del lenguaje, aunque en la edad preescolar es más evidente
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Yucatán informa que la tartamudez es un trastorno del habla que, de no atenderse, puede llegar a convertirse en una complicación para quien la padece; ya que se caracteriza por interrupciones involuntarias en el habla, frecuentemente acompañadas por tensión en músculos de la cara y el cuello, así como por estados de nerviosismo y estrés.
El término médico de la tartamudez es disfemia, que es un trastorno multifactorial, es decir, que puede ser ocasionada por alteraciones en el funcionamiento cerebral; componentes genéticos, por elementos psicológicos (inseguridad, estrés, miedo), igual que por factores ambientales como por ejemplo la dinámica familiar y social del paciente.
Las manifestaciones anteriormente señaladas de este trastorno pueden aparecer desde las primeras etapas del desarrollo del lenguaje, aunque en la edad preescolar llega a ser más evidente e inclusive en algunos casos puede perdurar hasta la adolescencia y la edad adulta.
Para este tipo de casos, sobre todo en menores de edad, se sugiere que además de valoraciones médicas para poder descartar cualquier otro padecimiento que pudiera estar causando el tartamudeo, y de dar seguimiento a los tratamientos indicados por los especialistas; se realicen dinámicas familiares que incluyan actividades psicomotrices en las que los padres o tutores puedan resaltar las habilidades del niño, a fin de que interactúe más.
También se les sugiere escuchar con paciencia y atención a quienes presentan este trastorno, esperar a que la persona diga la palabra completa, realizar diálogos y conversaciones con una velocidad más lenta y procurar convivir en ambientes de calma.
No se recomienda completar ni terminar la frase de quien presenta la tartamudez, ya que debe respetarse su tiempo al hablar.
A las personas con este trastorno del habla se les sugiere respirar suavemente después de cada dos o tres palabras habladas; no aumentar la velocidad ni precipitarse al hablar. En algunos casos suele ayudar la consulta psicológica y las redes de apoyo; así como el realizar lecturas en voz alta y aunque el proceso para tratar este trastorno pueda llegar a ser prolongado, es importante que no se suspenda.