Por
“Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir.
Los valientes ni se enteran de su muerte”:
Julio César
El sistema político mexicano tiene una falla de origen que ha derivado en una dudosa separación de poderes. Políticos e intelectuales sostienen que, desde hace años, resulta necesaria una reforma constitucional que, permita avanzar hacia un sistema parlamentario. El sistema político mexicano sigue dependiendo de la fortaleza o la debilidad del poder ejecutivo federal.
Hasta ahora, no hay poder que modifique esa realidad. Constitucionalmente el Poder Ejecutivo federal recae en una solo individuo: el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. El carácter unipersonal del poder ejecutivo ha permitido que, hasta este punto, las irregularidades y los excesos de los ex mandatarios no hayan sido sancionados. No pueden tocarlos ni con el pétalo de una rosa.
Esa vertiente ha transmutado en un campo de abuso e impunidad, que es uno de los temas que irritan a la población. Se ha hablado de la presidencia imperial y hoy en día, de un presidencialismo autoritario. Por ello, no sorprende que desde tiempos inmemoriales los integrantes del Poder Ejecutivo federal tengan un mantra: “Lo que usted diga, señor presidente”.
No hay nadie con el valor ni los tamaños, de sugerir ni mucho menos, contradecir al primer mandatario. Dicen que, “nadie le ayuda porque no se deja ayudar”. Supongo que es más fácil el servilismo que la digna consideración del intercambio epistemiológico con sus subordinados. Derivado del choque y de la disputa discursiva, nadie se atreve a repetir al presidente lo dicho por Carlos Slim: “la confrontación es una estupidez”.
Cierto es que el intercambio y la confrontación discursiva derivan en la producción de conocimientos y de nuevos significados, sin embargo, en una coyuntura externa marcada por la invasión rusa a Ucrania, y una marcada impotencia en el campo de la seguridad pública, parece dudoso que, el choque semántico como estrategia, pueda seguir generando dividendos.
El Presidente, a pesar de su cansancio, tiene claro que su proyecto de transformación no se puede quedar en un sexenio, y tiene que ir más allá. La creación de consensos resulta inevitable para concretar su proyecto transexenal.
Varios funcionarios que han trabajado con el presidente desde que era jefe de gobierno de la CDMX, han insistido a Jesús Ramírez que sugiera al ejecutivo detener la confrontación con medios y periodistas. Le insisten que esa estrategia ya no puede dar frutos nuevos, al contrario, puede derivar en un enfrentamiento sin retorno. Subrayan que es “mejor tener aliados que adversarios”.
En una coyuntura donde el poder presidencial comienza a ceder, porque muchos de sus subalternos ya buscan caminos para seguir con su carrera política, como es el caso de Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal que, desde hace rato, trabajan en sus respectivas candidaturas, se abre la oportunidad de “restañar heridas”.
Entonces el presidente se encuentra en un dilema que no es menor. Seguir con el choque o comenzar a buscar consensos.
Tal vez, muchos seguirán por el servilismo o la debilidad: “lo que usted diga, señor presidente”.
De la libreta
Marco Antonio Mosqueda, jefe de protección civil de la Presidencia, miente o ignora los planes de protección civil. Esos planes están hechos para una aplicación universal. No hay planes de protección civil para presidentes y otro para los ciudadanos, este caso, para periodistas. Es ignorante o mentiroso.
Especialistas de la UNAM tienen dos décadas estudiando a las barras del futbol nacional, y lo han advertido: están infiltradas por el crimen organizado. Sorprende entonces, la decisión de los dueños de mantenerlas con todos los riesgos que significan.
Para aquellos quienes afirman falsamente que, los reporteros de Grupo Fórmula somos antiobradoristas, les dijo que, mienten o son ignorantes. En mi caso, no soy antiobradorista ni antinada. Tengo 33 años trabajando en la empresa, y nunca, nadie, me ha dado línea para golpear al presidente, ni cuando era candidato, ni ahora. Es totalmente falso. Quien sostiene lo contrario miente.
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Residentes médicos instalados en Cuba denuncian una serie de irregularidades derivadas del convenio que, mantiene el gobierno mexicano a través de Conacyt con la empresa cubana SMC (Comercializadora de servicios médicos). Una de ellas es que, está ofreciendo a jóvenes residentes que no aprobaron el examen de residencias y que, realizan una especialidad en la isla, otorgarles el financiamiento, a pesar de no habérselo ganado. Aseguran que, es para cubrir la cuota de apoyo a la que, el gobierno federal se comprometió después de la estancia de las brigadas médicas cubanas en el país durante la pandemia. Información Radio Fórmula